Quantcast
Channel: Never shall me down
Viewing all 226 articles
Browse latest View live

RECONSTRUYENDO AL ZAR: ODISEA EN VALLADOLID

$
0
0


El protagonista: Un zar desahuciado


Campeón del mundo. Finales europeas. Pesadilla de los todopoderosos Estados Unidos. Figura máxima de la potente selección masculina de basket de la URSS. A la altura de 1989, cuando se decía su nombre, muchos aficionados no podían dejar de lanzar un suspiro de decepción, una sensación agridulce, las expectativas más altas que nunca se habían dado... maldito tendón de Aquiles. El propio Drazen Petrovic eligió a nuestro protagonista de hoy como el mejor jugador que nunca vio el Viejo Continente. Un CV que invitaba a pensar en un hombre mayor, un venerable veterano de 2´20 metros. Pero no, Arvydas Sabonis apenas tenía 25 años. 




Un milagro deportivo surgido de la oprimida Lituania de la época. Habríamos de esperar al surgimiento de un tal Dirk Nowitzki para ver algo parecido en nuestra parte del hemisferio. Tampoco hay muchos parangones en tierras norteamericanas, salvando a aquel rubio alero en Frenck Lick (Indiana) que era custoriado como un secreto de una universidad modesta en el prestigioso circuito de la NCAA. ¿El descubridor de Sabonis? Juri Fiodorov. Un genio, un iluminado, alguien que amaba el basket más que a los resultados. Porque la insistencia de este formador de talentos permitió regalar a los soviéticos primero, y a los lituanos después, al pívot más atípico que se recuerda. 




Fiodorov no se conformó con que el joven Sabas fuera un mastodonte que abusase de sus compañeros de generación. Arvydas hacía los ejercicios de bote como los demás, debía tener la mecánica de los aleros, asimismo, desarrollar el ojo generoso de sus bases. Muchos años después, su disciplina y capacidad de atender a tan sabios consejos, brindaron un rascacielos que podía destrozar un tablero (trofeo navideño de Madrid) o dar la más brillante de las asistencias con sutileza. 




Gonzalo Gonzalo, entusiasta presidente del Fórum Valladolid en la incipiente ACB, había oído esas historias. Por ello, le extrañaba la falta de arrojo que estaban mostrando los hegemónicos Barcelona y Madrid para hacerse con aquella leyenda, una vez que la perestroika estaba permitiendo el éxodo de aquellos blindados deportistas a otras latitudes. El motivo estaba claro. Sus constantes problemas de rodillas, una extenuante carrera (niño prodigio del basket internacional, sus campañas con el Zalgiris Kaunas se acompañaban de veranos con selecciones de su categoría, convocatorias con los mayores y giras por las universidades americanas) sin descanso que le había dado un desgaste total, traducido en un talón de Aquiles roto. Ficharle era un riesgo que los grandes clubes no iban a tomar.




El oasis pucelano



Gonzalo Gonzalo era terco como una mula y tan ambicioso como sus colegas dirigentes más acaudalados. Una vez se le puso entre ceja y ceja fichar a Sabonis, nada le detuvo, aunque las probabilidades iban en su contra. ¿Un jugador que se había colgado medallas internacionales accedería a ir a un equipo en crecimiento, pero alejado de la élite continental? La respuesta era sí, pero solamente si sabían que teclas tocarle. Arvydas era introvertido y bastante seco en el primer contacto, celoso de su intimidad y alejado de las manifestaciones altisonantes. Por ello, Valladolid se volcó en prometer al crack que estaría  como en su casa. Tendría un cómodo piso en la zona más céntrica de Pisuerga, bien comunicado y tranquilo. Haciendo un nuevo esfuerzo, para facilitar su adaptación, el Fórum ficharía también a Valdemaras Homicius, gran triplista y amigo íntimo de Sabas.



La coyuntura ACB favoreció aquel clima. La marcha de Drazen Petrovic a la NBA había dejado huérfana de una gran estrella mediática al campeonato. Una figura como el lituano era justo lo que necesitaban. Utilizando la ayuda de una compañía de perfumes italiana que quería dar el asalto a España, haciendo las veces de patrocinador, el presidente vallisoletano sorprendió a medio mundo con la adquisición de uno de los deportistas más codiciados de cualquier época. Su físico no era el que solía, pero nunca perdieron la fe.




Todo el cuerpo médico se focalizó en él, especialmente Miguel Ángel Salcedo. Reposo y tranquilidad, acostumbrado a un ritmo agotador de encuentros, disputar en su primer año solamente el campeonato doméstico (una ACB enrarecida, con un complejo sistema de grupos que no venía mucho a cuento), permitió coger aliento al titán. Las pruebas reflejaron que en su pie derecho estaban los grandes inconvenientes del pívot. Sin embargo, le prometieron que con el tratamiento adecuado podrían ponerle a punto para su gran sueño: jugar la NBA.




No era una fe infundada. El Valladolid empezó a ganar partido tras partido. En su primera derrota, acontecida en Sevilla, el antiguo astro de la URSS de disparó a los 44 puntos. El ritmo de competición le beneficiaba. El Fórum se metió en los Playoffs. Tocó el completísimo Joventut de Jordi Vilacampa (recordar anterior entrada), pero las sensaciones fueron inmejorables. No obstante, Sabas seguía perdiéndose un ritmo alarmante de partidos por molestias físicas.


No es bueno que el mito esté solo... 



El buen doctor se encontraba en un plácido retiro. Tras haber dirigido como un maestro la batuta del Real Madrid, con su carrera profesional bien orientada a la medicina, Corbalán renunció incluso a una suculenta oferta en Israel para volver a ponerse los pantalones cortos y a botar un balón. Pero Gonzalo Gonzalo y su equipo seguían sin admitir un no por respuesta. Su insistencia y la nostalgia de uno de los héroes de la plata de Los Ángeles por la cancha le llevaron a aceptar aquella oferta. No debió de pesar poco el hecho de compartir vestuario con Sabonis.



Un nuevo fichaje que traía una influencia muy positiva. Corbalán habló con el lituano y le hizo comprender lo importante que era para los más jóvenes de aquel club, quienes le veneraban como una leyenda. Le convenció de que, incluso cuando estaba lesionado, era muy bueno que lo vieran por las instalaciones de Pucela, su mera presencia espoleaba a los suyos. Homicius no estaría aquel segundo año, pero la directiva le trajo a otro compinche a su altura, Tikhonenko.



Fue un año mágico... y que pudo ser mejor. Si bien bajo un poco sus estadísticas al comienzo del curso por su salud, Arvydas terminó desplegando toda su magia en la cancha. Hasta tal punto llegó que en los cuartos de final pusieron a uno de los favoritos indiscutibles al título, el Barça de Epi, contra las cuerdas. En vísperas de jugar la F4 contra la antigua y temible Jugoplastika, el conjunto culé perdió el factor cancha y se la jugó a vida o muerte contra la escuadra púrpura del Pisuerga. El encuentro fue una guerra aún hoy recordada.



Con el gran Audie Norris lesionado del hombro derecho, pero heroicamente en la cancha, Sabonis abusó del juego interior blaugrana como nadie lo había hecho en mucho tiempo. Se mascaba la tragedia, a pesar de que Solozabal y Epi mantenían con su casta a una escuadra con muchos frentes por cubrir. No obstante, para frustración eterna del lituano, el arbitraje distó mucho de ser casero. Decisiones muy controvertidas acabaron con los anfitriones viendo como sus oponente sobrevivían y regresaban a un Palau donde ya no podía haber confianzas en milagros. Sería una de las mayores frustraciones de nuestro protagonista en aquel periplo.



Remember my name


Había vuelto. Todos se frotaban los ojos, pero el descanso y los mismos de una ciudad española entregada a su causa le habían permitido reconstruirse. Incluso contraer nupcias, Sabas sentaba la cabeza, mientras llevaba al Fórum a quedarse a un partido de disputar la final de la Copa Korack. Noches europeas para la nostalgia, doblegando al poderoso Cantú, llevando por todos los rincones del continente la camiseta púrpura.



Mike Schlegel fue el último de los grandes fichajes que hicieron para acompañar al pívot. Un nuevo año donde se saldó con garantías la fase regular, pero no los playoffs, siempre duros ante equipos de mayor presupuesto, fondo de armario y bula arbitral. Ya empezaba a rumorearse el inminente fichaje de la estrella para el Real Madrid, huérfano de una poderosa referencia interior desde la reciente tragedia de Fernando Martín. Al poco, el lituano les hacía triunfar en la Final Four, pero eso es ya otra historia.




El divorcio no fue tenso. Más bien, era una pareja que se había querido mucho y cumplido un ciclo. Gonzalo Gonzalo y cía eran conscientes de que la orgullosa águila herida que habían recogido necesitaba volver a despegar a altas cacerías. Por su lado, el jugador era sabedor de que aquellos años de trabajo y apoyo de todo el staff médico del club, acompañado de la devoción de una ciudad y sus compañeros, le habían permitido regenerarse así. Sin el Fórum, quizás nunca hubiera podido ir como "viejo" rookie a deslumbrar con su clase a los Portland Trail Blazers.




No fue un adiós, era hasta luego. Sabonis y Fórum habían compartido un hermoso camino. Era momento en Never Shall me Down para recordar ese momento. Hay cosas que no se olvidan, menos en uno de los históricos de la competición doméstica. Días que esperamos que vuelvan a un equipo que ha sufrido la trágica perdida de Lalo García, dorsal 5 del Pisuerga, cuyo trágico final no trunca la impronta y el sello que dejó imborrable en los colores de sus amores.

BIBLIOGRAFÍA: 


GIL, A., Arvydas Sabonis: El zar lituano, Ediciones JC, Madrid, 2013.



GOÑI, I., "Arvydas Sabonis", en ESCUDERO, J. F. (coord.), Extranjeros en la ACB, Ediciones JC, Madrid, 2009, pp. 309-328. 



SABONIS, A., "El 3-0 al Barcelona fue un gran momento", en VVAA., Guía oficial ACB 2003-2004, Marca, Madrid, 2003, p. 149.

FOTOGRAFÍAS: 




LOS SENDEROS DE HARDEN Y WESTBROOK

$
0
0



Sus nombres están en las quinielas. Uno ha conseguido que media NBA hable de su barba, mientras el resto de gente se frota los ojos ante lo monstruoso de sus anotaciones. El otro es la principal causa de que un equipo diezmado siguiera dando guerra en el feroz Far West, dejando tras de sí un rastro de highlights y jugadas espectaculares. Hubo una época en la que compartían vestuario y el sueño del anillo; en eso siguen, pero defendiendo camisetas diferentes. Son James Harden y Russell Westbrook, dos de los candidatos a eso a lo que tan pocos aspiran en la feroz y auto-proclamada mejor Liga del mundo: el MVP. 





Sin embargo, parece que, pese a sus constantes exhibiciones en pista, siempre están bajo la sombra de un extraño halo de sospecha. El punto de inflexión de "la Barba" fue 2012, cuando sorprendió al mercado al lanzarse a los Houston Rockets, justo cuando sus Oklahoma City Thunder eran más que firmes candidatos a repetir su reciente hito de colarse en las Finales NBA. Lo de Westbrook es muy anterior. Desde siempre, parece claro que su técnico, Scott Brooks, ha apostado por dar el liderazgo de su joven y talentosa plantilla a Kevin Durant... y que el único que tiene los dones y la ambición de discutir esa hegemonía es Westbrook, un difícil escudero de la estrella de la franquicia, ya que Russell ha nacido para ser el primer nombre del cártel.




 Hubo un tiempo en que el Chesapeake Energy Arena aplaudía a uno de los mejores sextos hombres que se recordaban recientemente en el campeonato. Harden era una de las armas favoritas de la grada en aquellos años donde los Thunder podían desafiar a San Antonio y certificar el final de ciclo de la extraordinaria etapa de los Lakers de Kobe Bryant y Pau Gasol. Todo fue vino y rosas hasta aquella final ante Miami Heat, donde muchos echaron en falta más aportación de Harden, mientras que Westbrook era héroe y villano a partes iguales. No es que tuviera miedo a pedir el balón en momentos decisivos, al contrario, es que, a veces, lo acaparaba demasiado, olvidándose de esa jerarquía que parece no ir con él.



Eso se ejemplificó perfectamente hace unas jornadas en Indiana. Westbrook en su mejor momento. Atacando sin piedad a los Pacers con penetraciones mortales y un despliegue de tiros inverosímiles, digno de Kobe Bryant, reconocido admirador del dorsal 0 de los Thunder, por cierto. 54 puntazos y una noche histórica... Saldada con derrota. Oklahoma merece la pena verse por sus acciones, aunque parece que no bastan para garantizar que la plantilla alcance la postemporada. Mirando con el rabillo del ojo a los Pelicans, es una situación que los truenos azules no se planteaban ni siquiera en octubre. 




Tampoco le fue mejor (aunque Houston sí se ha garantizado estar desde hace tiempo jugando en mayo, siendo un rival terrible e incómodo) a la Barba y sus socios contra un equipo tan serio y contundente como los San Antonio Spurs. El reverso de un tipo exuberante que se auto-proclama MVP. Silencioso y eficaz, Tim Duncan lideró a los de Popovich a dominar a los Rockets en el Álamo y taponar una jugada decisiva en el disputadísimo encuentro que se disputó en feudo contrario. Harden no encontró su ritmo, igual que Westbrook, sus acciones individuales no fueron sinónimo de éxito colectivo.




Para más IMRI, una técnica provocó una sanción que la NBA tuvo a bien levantar por amor al espectáculo. El carácter protestón de Westbrook le jugó una mala pasada que estuvo a punto de condenar todavía más a los Thunder, quienes tuvieron una agridulce victoria en Minnesota. Aquel día, los vuelos sin motor de su jugador franquicia (mientras Durant viste de paisano, haciendo un divertido anuncio con su amigo Harden que sería más entrañable si no fuera obligatorio verlo cada vez que uno quiere reproducir un resumen de los partidos de la noche anterior) le garantizaron vencer por unas pocas décimas a su gran rival cañonero con el barbudo killer, con quien es fácil verlo bromear cuando sus dos equipos se cruzan. 



La tristeza de Westbrook radicó en la excelente respuesta de los Pelicans de "la Ceja" A. Davis en su encuentro más importante del año. Los San Antonio Spurs de Popovich celebraban 17 temporadas seguidas con 50 triunfos o más, algo al alcance solamente de los elegidos. Habían cogido velocidad de crucero y llevaban 11 triunfos consecutivos. Pero los pelícanos se lanzaron a la yugular y ganaron con defensa y buen juego un choque que impidió que los Spurs consumasen su épica ascensión a la segunda plaza. El gran beneficiado fue Houston, título de división y ventaja de campo en su conferencia... salvo encuentro con los preciocistas Warriors. Tim Duncan y cía se ven abocados a una serie que se antoja intensa y que no entraba en su hoja de ruta hasta más tarde: los poderosos Clippers de Doc Rivers. Saltarán chispas.



Harden se garantizó que sus Rockets no desaprovechasen el regalo, asegurándose de mandar a un rival tan incómodo como San Antonio a una eliminatoria vibrante contra un claro aspirante. Su triple-doble y la recuperación de Howard prometen, al fin, un aroma que por esos lares no se recuerda desde los días de un tal Olajuwon y su tropa (si bien es cierto que Rick Adelman hizo milagros en su estancia en la ciudad texana). Además, hay factores X como Jason Terry que pueden ser decisivos en partidos a vida o muerte (aunque se nos hace raro a los fieles vele celebrando triples contra los Mavericks).



El año pasado fue Portland. Hace dos, unos Thunder con menos fondo de armario, pero amparados en un colosal Durant, quien dio un máster a Harden de lo que debe hacer en los decisivos Playoffs. La Barba tomó buena nota y nos calló la boca a quienes hablamos de un equipo C de Estados Unidos, imponiendo una superioridad aplastante en el Mundial de España. Ahora, a la tercera, los Rockets quieren confirmar que no se equivocaron haciendo uno de los movimientos más sonados de los últimos años en el mercado.



Mientras tanto, Westbrook lame sus heridas; seguirá su sendero, confiando en su exuberante talento, el mismo que atesora uno de sus mejores camaradas en la liga. 


ARTÍCULOS DE INTERÉS:

CARRO, D., "El hombre imparable", Gigantes del Basket, nº 1435 (abril de 2015), pp. 64-68.



DAIMIEL, A., "La pantera tras la maleza", Gigantes del Basket, nº 1435 (abril de 2015), pp. 70-71.



MONJE, A., "Liberando al antihéroe Westbrook", Gigantes del Basket, nº 1435 (abril de 2015), pp. 72-75. 

FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE:



http://dailythunder.com/2013/10/is-james-harden-better-than-russell-westbrook/




http://thunderousintentions.com/2015/04/12/russell-westbrook-cant-carry-thunder-past-indiana/



http://www.zimbio.com/photos/Russell+Westbrook/James+Harden/Oklahoma+City+Thunder+v+Dallas+Mavericks+Game/7C4dmASuH_i

UNA RECONSTRUCCIÓN CON UN AÑO DE RETRASO

$
0
0


Cuarto partido de la Final de la Liga Endesa, edición de 2014. Un encuentro duro y disputado en el Palau que se salda con un triple inesperado de M. Lampe, el cual permite al Barcelona noquear al Real Madrid para obtener el trofeo. Eso ocurrió hace unos cuantos meses. Nos trasladamos ahora al 23 de abril de este presente año. El Pireo se ha teñido de escarlata en un duelo a cara de perro de clasificación a la F4, es el último de una tetrarquía de pulsos entre el Barça y el Olympiacos. Un lanzamiento de tres por parte de Printezis (cuando el resto del mundo vigilaba a Spanoulis) entra limpio antes de que suene la bocina. Han sido 40 minutos intensos y que certifican que la escuadra culé no aprendió todas las lecciones que debía del año pasado. El balsámico triunfo puso una cortina de humo sobre una transición que empezaba a urgir. 



Ha sido una serie extraña. El conjunto azulgrana dominó sin piedad la puesta en escena del Palau, convenciéndose de una falsa sensación de superioridad frente a los helenos. Un mal que ha asolado al club desde aquella épica Liga, obtenida contra las cuerdas frente a Valencia y Madrid. Ese verano no se decidió hacer re-estructuración de una plantilla que había sido masacrada por el preciocista juego de los pupilos de Pablo Laso en Milán. Xavi Pascual y su staff técnico merecen un monumento por recuperar la moral de un vestuario que cayó por 40 en la F4 jugada en Italia y logró no acabar el año en blanco. Ahora, deberán plantearse una reforma que debió arrancar hace 365 días. 




Desde que Spanoulis recuperó el tono físico, el alma de los cuartos de final pasó a los descendientes de Pericles. Dos Euroligas consecutivas adornan a estos fieros guerreros, diezmados por los mercados de fichajes de sus mejores efectivos de aquella dinastía, mas las bestias del Pireo han vuelto a dar el do de pecho en el momento clave del curso. Corazón, ganas y defensa. Una capacidad de anular el ataque contrario que les permitió tener el match point en Grecia, justo lo que querían. Su grada se entregó y logró batir dos veces más a un combativo visitante que no lo perdió en la Hélade, sino en aquella segunda jornada nefasta.  




Navarro: Entre el corazón y la cabeza



Juan Carlos Navarro. En la Ciudad Condal no necesita presentación. La Bomba ha asolado con su juego ofensivo, único en su especie, todos los aros de España y Europa. Internacionalmente, ha formado una pareja devastadora con su gran amigo Pau Gasol. Una leyenda y el dueño de una serie de títulos y récords personales que incluyen una aventura por un año en la NBA. Símbolo de algunos de los años dorados de la selección española y el basket culé, desde Epi, nunca ha habido una identificación tan grande entre la sección y una persona. 



Solamente el paso del tiempo puede enturbiar ese feliz binomio. El profesionalismo de Juan Carlos ha vuelto a ser extraordinario en la serie. Siempre la pide y lo intenta. No se escondió para anotar unos tiros libres providenciales que hubieran podido cambiar el curso de los acontecimientos. Ha sido miembro de esa exclusiva élite donde han estado Saras, Diamantidis, Spanoulis, Bodiroga, Papaloukas y otra escasa nómina de elegidos. Dicen algunos mentideros merengues que el espejo donde Rudy Fernández quiere llegar, aunque las características de ambos sean distintas. Pero parece que estamos en el epílogo de la mejor de las novelas. Si bien duele, el Barça debe plantearse, por primera vez en mucho tiempo, quién debe ocupar ese puesto. 



Por supuesto, todavía quedan quilates de gran basket y calidad en este extraordinario jugador. Pero los minutos pesan y un equipo que aspire a reinar en Europa no puede depender del estado de forma de un veterano que ha faltado a muy pocas campañas en su inimitable carrera. Bryant Dunston le colocó algún tapón que parecía sellar un cambio de ciclo. Esforzado, trabajador y siempre con 2 puntos más de rendimiento con su entusiasta grada, el norteamericano no hubiera podido "cazar" a quien ha sido el mejor jugador del Viejo Continente en otras épocas. Una reconducción a lo Robert Horry o Blu podría ser el camino de un astro a quien todos, incluso rivales, esperan se retire con su camiseta de siempre. Pero, en estos cuarto, reinó un Spanoulis en justicia, quien ha sufrido a La Bomba en muchas otras ocasiones. 




Tomic o las dos caras de Jano


Joan Creus y compañía sabían perfectamente qué conseguían al fichar a Ante Tomic. Su juego de pies, calidad y movimientos de poste bajo están entre los mejores de la Euroliga, sin discusión. De igual forma, la directiva blaugrana sabía por qué Pablo Laso y el Real Madrid decidieron perder tanto talento. A Tomic no se le cambia. Tiene un carácter errático que puede provocar una mirada ausente ante el constante y físico show de ally tras ally que los bases griegos hicieron a sus interiores. Una inyección de sangre no vendría mal, pero Ante (el MVP del Barcelona, sin discusión, en la pasada Copa del Rey), es así para lo bueno y para lo malo. 



Estos playoffs lo han demostrado perfectamente. Y, probablemente, la solución no pase por desprenderse de una de las mejores perlas del mercado. Cuando quedó claro que en las pasadas F4 faltó algo de agresividad bien entendida y apretar los dientes, tras plantearse dinamitarlo todo, el Madrid mantuvo a sus artistas (el Chacho, Rudy, etc.) y trajo tercios de Argentina y México para acompañarles (Andrés Nocioni y Ayón, entre otros). Tomic precisa de otra torre que pueda hacerle el trabajo sucio, un P. Antic que tape sus carencias en las barricadas y le permita legar bien a donde es dueño del calabozo, el volver locos a sus rivales con su versatilidad. Pero San Pete (lo más parecido en carácter a Kevin Garnett que hemos visto por estos lares) ya no está, dejando huérfano de daimon a esa plantilla. 



Tampoco es cuestión de ningunear o subestimar e magnífico trabajo del staff técnico de Giannis Sfairopoulos, quien cogió a un club histórico en momentos muy delicados. Además, con la carga bajo de los hombros de que su predecesor lo había hecho extraordinariamente bien. Que nadie interprete este artículo como que los Mantzaris y los Darden no se han ganado cada pulgada de su clasificación. Sin embargo, su triunfo viene a coalición para que el Barcelona se replantee que es una quimera mantener el prestigio bien ganado estos años sin una inversión que esté a la altura de lo que merece el pasado de la entidad. 



¿Cuenta atrás o continuidad?


Xavi Pascual no ha tenido una relación fácil con crítica y público. Siendo un hombre que sabe muchísimo de baloncesto (el propio Dirk Nowitzki ha dejado constancia en twitter de cuánto le gustaron los sistemas empleados por el Barcelona en la final liguera contra el Bilbao de hace unos años), ha sido no pocas veces censurado por su particular carácter. En su haber, una capacidad de trabajo encomiable. En el debe, una propuesta, muchas veces, parca en lo ofensivo, poco agradable al espectáculo. El resultadismo se pone en peligro al primer empujón cuando la pelotita no entra. 





La estadística está completamente a su favor en cuanto a largo plazo, la trayectoria de su Barcelona ha sido brillante en lo competitivo. Igual que otro magnífico colega que estuvo en ese destino, S. Pesic, teniendo algunas de las mejores plantillas, ha optado por el rebote, el sacrificio, la recuperación de balón, etc. Labores imprescindibles, pero que le han señalado en ocasiones como un (muy hábil en lo táctico) alcalde de tacañón, como diría Andrés Montes. El maestro Popovich ha demostrado que los perros viejos de olfato vino saben reinventarse. Pero no parece Pascual una persona que vaya a cambiar su credo de la noche a la mañana. 





No parecieron sensatas las críticas a los arbitrajes (alguna cosa casera, pero en lo absoluto influyente en el resultado final, el Olympiacos fue simplemente mejor en toda la eliminatoria); sí es cierto que se echó en falta un Oleson más fresco, pera la entidad culé debe y puede tener un mayor fondo de armario. Hay un futuro espléndido con alguno de estos jugadores (Mario Hezonja parece tener un futuro prometedor), pero, cuando en frente hay una escuadra de la talla de Olympiacos, el más mínimo bajón se penaliza con hierro candente. Este verano será decisivo para que uno de los clubes históricos de la Euroliga se mantenga en la brecha. 




Enhorabuena a las bestias (empleado el apelativo en todo momento como máximo elogio) del Pireo por su tercera presencia en cuatro años en la F4, frente a rivales de la talla del CSK Moscú, Real Madrid y Fenerbache. Uno de los desenlaces más apasionantes se acerca. 

FOTOGRAFÍAS Y ENLACES: 



http://baloncesto.as.com/baloncesto/2015/04/23/euroliga/1429810577_982988.html [Fotografía realizada por Louisa Gouliamaki (AFP). Extraída de la página web oficial del Diario As]




http://www.marca.com/2015/04/21/baloncesto/euroliga/1429643022.html




http://www.mundodeportivo.com/fotos/20150423/102916859897/las-imagenes-del-olympiacos-barca-de-euroliga.html




http://www.euroleague.net/main/results/showgame?gamecode=247&seasoncode=E2014#!report

EL REY DEL NORTE: UN CAPÍTULO MÁS DE PAUL PIERCE

$
0
0


King of the North



Solamente hay una clase de rey ante la que las legión de seguidores de la NBA, que piensan que dormir es de cobardes en las madrugadas que se dan entre abril y junio, aceptarían hincar la rodilla. Y es ese jugador por el que uno siempre está dispuesto a pagar una entrada. Durante la sorprendente serie disputada por los Washington Wizards y los Toronto Raptors, ha habido momentos donde un imaginario foco se ha concentrado en Paul Pierce. El resto de lo que pasaba en la cancha o fuera de ella ha importado muy poco. El viejo rockero ha dominado el escenario de la primera ronda como lo hacen los grandes maestros. 



Aunque muchos lamentamos no haberle visto retirarse con la camiseta del orgullo verde, el eterno capitán céltico nos ha brindado una página más en su juego de tronos particular. No se trata de la victoria. Ha sido la forma de conseguirla. Ya no es el de antes, tampoco su energía, se ha visto en regular season. También en esa extraña aventura que vivió con su compinche Garnett en los Brooklyn Nets, dardos a Deron Williams incluidos. Sin embargo, olfateó sangre en Canadá y no se puede hacer eso con los viejos sabuesos de nariz fina. 



Así ocurrió en un tercer partido donde los capitalinos tenían una oportunidad de oro. Habían robado dos encuentros en Toronto y nadie ha remontado un 3-0 en los Playoffs. Pero los Raptors aguantaban y la pelota quemaba. Entonces le llegó al veterano, quien esperó con una finta estática a que sus esforzados defensores saltasen. El resto es historia conocida. No solamente fueron tres puntos a falta de un puñado de segundos. Se trataba de algo más, The Truth se dirigió a la grada para meter en la cabeza de su afición que aquella serie no se les podía escapar. 



Hasta hemos visto un curioso síndrome de Estocolmo. Greivis Vásquez, al igual que toda la grada del Air Canada Centre, ha aprovechado cada oportunidad para hablar mal del trash talking de Pierce. De cualquier modo, el jugador venezolano, consumado el inesperado barrido (todos esperábamos una serie igualada a seis o siete encuentros), admitía que en sus Raptors había faltado un veterano así, capaz de ensuciarse las manos y la lengua para rebajar la presión de sus compañeros y ponérsela al rival. El eunuco Varys hubiera acabado diciéndole en el túnel de vestuarios: "Bien jugado, mi señor". Son demasiadas batallas para olvidarse de cómo va esto. 



No en vano, ese chico que se llama Lebron James y que ha despedazado a los jóvenes Celtics en primera ronda, ha afirmado en alguna ocasión que los duelos que más ha disfrutado han sido los mantenidos con The Truth. Para el imaginario popular el séptimo partido de las semifinales de conferencia entre Boston y los Cavs, donde uno y otro se retaron en un monstruoso encuentro. La buena fortuna de Paul en un tiro libre decisivo nos dejó una frase mítica: "Ese tiro lo ha metido Red [Auerbach]. Siempre está aquí cuando lo necesitamos"





James habrá sonreído ante el televisor. "¡Esto es lo que hago! Por eso estoy aquí!". Lo repitió para quien quisiera escucharlo, un arma psicológica muy importante, que ha enturbiado una temporada muy interesante de los pupilos de Dwane Casey. Precisamente el astuto entrenador se dio cuenta del déjà vu que les estaba metiendo en la cabeza, porque fue un monstruoso recital de este viejo guerrero en último cuarto los pasados Playoffs, el que silenció a la afición canadiense. "No tengo nada más que respeto por él. Sigue siendo un jugador muy capaz. No es ningún tonto. Sabe perfectamente qué dice y por qué lo dice. Es muy experimentado".  



Un savoir faire que también tiene sus contra-indicaciones. A Pierce le cuesta defender en el poste bajo a gente como DeMar DeRozan. Por ello ha llevado la lucha a los medios. Su twitter ya se encargó de volver locos a los Orlando Magic en las Finales de Conferencia Este de 2010. Tampoco se mordió la lengua al ganar un quinto encuentro en The Q en aquel mismo año y afirmar a sus empleados: "Nos veremos el año que viene". No en vano, Derek Fisher, otro astuto sabueso, se encargaba de pararle los pies con declaraciones similares cuando chocaban escudos en las brillantes series mantenidas entre Lakers y Celtics. 




Igual que Reggie Miller y otros genios, este eterno superviviente (y no solamente en las canchas, sino de la vida, debido a una terrible agresión que sufrió) gusta de echar al auditorio en contra. Esto ha permitido a John Wall y cía tener una cota más de libertad para hacer su juego, también a obreros subterráneos como Gortat. Se trata de un triunfo que en Washington ha sido agua de mayo; no es que Pierce sea el único responsable del éxito, pero marcó el sendero de sus jóvenes compañeros, porque él ha estado aquí antes. 




Si el tapón a Kyle Lowry no fue suficiente la pasada campaña, la entusiasta afición canadiense está contando los días para, con fortuna, volver a cruzarse con este rey norteño. La plantilla de los Raptors también. Este capitán curtido en mil batallas les está enseñando a competir a la hora de la verdad. Y querrán agradecérselo a su estilo. Pero, mientras tanto, los Wizards han descubierto a quien pasar el esférico si la cosa se pone complicada... 

FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 




http://www.bulletsforever.com/2015/1/16/7557687/paul-pierce-washington-wizards-quiz-nba-missing-period




http://wizofawes.com/2015/04/25/nba-playoffs-2015-paul-pierce-continues-to-haunt-the-toronto-raptors/



http://www.gettyimages.es/detail/fotograf%C3%ADa-de-noticias/paul-pierce-of-the-washington-wizards-plays-fotograf%C3%ADa-de-noticias/470219708


VÍDEOS DE INTERÉS:




https://www.youtube.com/watch?v=aMXaf3iN2tw



https://www.youtube.com/watch?v=BX_8NlvsUcI



https://www.youtube.com/watch?v=HSsvWawrbDk



https://www.youtube.com/watch?v=DIF2qDzFxco





DOS COMBATES, 0 KOS

$
0
0

Estrellas en las Vegas-Focos en Los Ángeles


Fue una noche para el recuerdo. Muchos ojos se giraban aquella madrugada al cuadrilátero donde el pleito entre Pacquiao y Mayweather se iba a dirimir en el que fue llamada "combate del siglo" (qué bonita es esa etiqueta y cómo se amortiza para cualquier deporte). Sin embargo, las personas incondicionales de la NBA no podían evitar dedicar la mitad de su atención a California. Un séptimo. Por una vez, el vecino rico, los Lakers, lo veía en la tele. Los Ángeles Clippers habían confirmado su excelente estado de forma ganando un partido mortal en San Antonio. Ahora les quedaba lo más difícil, tumbar a los vigentes campeones. Pero contaban con el apoyo de una grada entusiasta. 



Ventaja que no tuvo en las Vegas el adinerado Mayweather, púgil excelso que no ha sabido conectar con la grada. Los asaltos fueron más tácticos (sobre todo a partir del octavo) de lo esperado, los jueces fueron más decisivos que los protagonistas, Pacquiao se entregaba con entusiasmo, Floyd calibraba con astucia y economizaba esfuerzos. Justo lo contrario de lo que pasó hace una semana en una grada acostumbrada últimamente a buenas temporadas regulares y disgustos en abril-mayo. Un buen amigo que de esto sabe me advertía que Doc Rivers estaba mentalizando a sus chicos de que aquest any sí. Cuánto han soñado californianos y texanos con ese Pelicans-Spurs que ha cambiado todo el cuadro del Far West, con un sistema de clasificación más que en entredicho tras el duelo más apasionante en primera ronda que recordamos en mucho tiempo.




El triunfo del boxeador estadounidense fue lógico para los puristas. Lanzó menos golpes y acertó más. Incluso un tipo tan al margen del bien y del mal como el campeón elogió la categoría de Pacquiao, quien, por su parte, se sintió ganador. Han sido enemigos íntimos en este bombo mediático de las últimas semanas, puro estilo Don King. Por su lado, la mejor serie de esta primera ronda encontró una dosis de suspense inesperada en Chris Paul. La lesión y molestias de CP3 hicieron aparecer todos los complejos de pasadas eliminaciones. El base cogió el toro por los cuernos cuando los incansables pupilos de Popovich más apretaron las clavijas. Todo un veterano en interpretar las señales de humo de su tribu, Matt Barnes, dio un paso al frente y prestó todas sus artes defensivas e intimidadora presencia para sacar petróleo de las jugadas que acontecían en las barricadas. 



Más allá del dolor


Lo reconoció Tim Duncan con la elegancia y lógica que ha marcado su brillante carrera. El mítico ala-pívot de las Islas Vírgenes vio la penetración de Chris Paul cuando penas quedaban unos segundos. El banquillo de los Clippers lo celebró con la rabia de la escuadra que llevaba mucho tiempo soñando con vivir un día así. Su propietario había llorado en Texas al forzar el sexto. Ahora, todo el Staples se le unió. Tras uno de los choques más bonitos que se recuerdan, Chris Paul olvidó el dolor de su lesión y dibujó una sonrisa a media California. 




No deja de ser curioso que por lo mismo, Pacquiao sea susceptible de una multa. El filipino, al igual que el norteamericano, se jugó el físico y salud para enriquecer muchos bolsillos, no solamente los suyos. Querer responsabilizarlo de ese exceso de celo es no meterse en la piel de un competidor nato. "Manudona" Ginóbili no hubiera tenido ningún problema en entenderlo. Cruzando los dedos porque no sea cierto, toda la NBA está pendiente de la decisión del mejor jugador argentino de todos los tiempos. Sonó a despedida, al acabar los partidos, Manu dice que le duele todo. Pero en la cancha sigue siendo ese jugador atípico, un mago con el esférico y uno de los tipos con más talento que han visto en El Álamo, y la grada Spur ha tenido muchos jugadores y muy buenos. 



Desde el principio, Parker y Paul pusieron velocidad a un choque que tuvo constantes cambios de marcador. Fue un festival para los gourmets de los aros, nadie dejó nada en el tintero. Solamente ha existido una cosa que ha enturbiado estos siete choques memorables: el temido hack a Jordan. Una táctica legal pero poco legítima. Una cosa es hacer una falta personal al tirador menos hábil del contrincante cuando quedan unas décimas de segundo. Otra es romper todo el ritmo del encuentro con constantes reiteraciones. Y lo peor es que se trata de un ardid que desmerece a los equipazos que la emplean. Los impresionantes Blazers de Mike Dunleavy en 2000 cayeron en esa tentación en ocasiones, cuando tenían un roster (Sabonis, Sheed, Grant, Pippen, Jermaine...) que no precisaba de esa obsesión. A San Antonio le ha ocurrido lo mismo, aunque, afortunadamente, el séptimo día será recordado por su maravillosa circulación de balón, antes que cualquier otra cosa. 


La más salvaje de todas las noblezas, la más noble de todas las salvajadas


Decía José Luis Garci, uno de los grandes seguidores del ring, que no se podía discutir con los detractores del boxeo: porque llevan razón. Probablemente, el cineasta español tuviera en mente filmes como Toro Salvaje o Million Dollard Baby, donde, más allá de la epicidad del choque (una que ya reconocían autores como Píndaro cuando escribían sobre los Juegos Olímpicos helenos), se muestra el deterioro físico y mental que sufren esos hombres y mujeres que salen esas noches frías a golpear y ser golpeados, en una clara reminiscencia de lo que eran aquellos efímeros dioses de la arena en la Roma antigua, mítica y sedienta de sangre. Pero, como diría el propio Garci, sigue siendo uno de los pocos deportes donde los dos contendientes acaban abrazados casi siempre. Así fue con campeón y aspirante la pasada semana. De igual forma, aconteció aquella madrugada donde San Antonio y Clippers honraron a la NBA. 




Ganase quien ganase, era justo. Perdiera quien perdiera, sería una pena. Doc Rivers bromeaba: "¿En serio que esto es la primera ronda?", nadie se lo podía creer. El bienhumorado técnico (aunque sus quejas a los árbitros le costaron una multa por parte del Comisionado, marcando esta política de los últimos años donde nadie debe salirse de lo políticamente correcto) ha brindado una partida de ajedrez con el maestro Popovich. Uno y otro han demostrado ser extraordinarios en los ajustes. Tras la exhibición de Blake Griffin y sus mates de concurso, los texanos inventaron fórmulas para vencer hasta dos veces a domicilio. Por su lado, el antiguo base de Atlanta logró liderar en la pizarra a los suyos para el séptimo, recuperando para la causa a nombres como G. "Big Baby" Davis, quien, sin la batuta del buen doctor, baja muchos enteros en sus interesantes prestaciones en la pista. 



El único gran enigma fue K. Leonard. El MVP de las pasadas Finales es tan buen, tan rematadamente excelso jugando, que una buena serie como la que ha firmado nos ha sabido a poco. Con la juventud que tiene y la excelente franquicia que le gestiona, este varapalo debe ser un acicate, porque le quedan aún muchas cosas por ganar. Pero, hoy es el día de aplaudir a unos Clippers que han demostrado que los finales made in Hollywood no son exclusivamente patrimonio de los de púrpura y oro. 



Lo hicieron por Griffin, Turkoglu, Davis, Barnes, Jordan, Redick... y por ese genio llamado Chris Paul. 




pd: Como verán, poco crédito se le ha dado en el blog a la famosa fiesta tras la eliminación de San Antonio. Y es que, estos modernos Laforce de la liga se han ganado una noche de descanso del guerrero. Si la actitud en el Staples hubiera sido mala o algún miembro de la plantilla hubiera dejado que desear en intensidad, sería comprensible cualquier crítica. Pero, financiada por el propio Popovich en persona, solamente se puede decir que, en la NBA actual, únicamente San Antonio puede darse el lujo de ser unos caballeros en la derrota e irse a celebrarlo como lo que son, un equipo. Que les perdonen los incondicionales de los Spurs y les inviten a esa ronda. Les han dado muchas alegrías. 


FOTOGRAFÍAS Y ENLACES: 







http://www.sportsonearth.com/article/122046220/clippers-spurs-game-7-chris-paul-tim-duncan-blake-griffin-last-second-shot




http://www.newsobserver.com/sports/article20119053.html

ROAD TO REDEMPTION

$
0
0

¿Venganza? No, redención



"A ellos no les valen las excusas, como a nosotros tampoco hace dos años". Lionel Messi no se caracteriza por hablar mucho fuera del terreno de juego. Sin embargo, tatuaje incluido, el jugador argentino quiso hacer declaraciones antes de unas semifinales históricas que su Barcelona iba a disputar frente al poderoso Bayern de Múnich, dirigido por Pep Guardiola, el ex técnico más exitoso del club blaugrana. El dorsal 10 de la albiceleste tenía aún fresca aquella eliminatoria de hacía dos años, donde el conjunto bávaro de Heynckes apisonó a un Barcelona en plena re-estructuración, con el añorado Tito Vilanova intentando recuperarse de su enfermedad y el propio Messi en bajo estado de forma. 




Fue algo más que una eliminación. Contra el Bayern siempre cabe la posibilidad de perder por su calidad, pero aquel correctivo (7-0 global de la eliminatoria) sería catalogado (al fin, tras años vaticinándose en muchos medios) como verdadero fin de ciclo. Ironías de la vida, aquello parecía dar la razón a un Guardiola coleccionista de títulos que había abandonado el equipo de toda su vida por motivos personales y sentir que su excelente camada de pupilos ya había tocado techo. Pero Leo y cía habían esperado mucho tiempo para vivir aquellos 15 minutos mágicos en el Camp Nou. No eran cuentas pendientes con su anterior verdugo, se trataba de la octava final de Champions y la confirmación de que volvían a la élite continental. 




Es injusto resumir un choque de titanes en menos de quince minutos. Antes del showtime de Messi, vimos de todo. Neuer confirmándose como un cancerbero de videojuego al sacar un balón imposible a Luis Suárez. Guardiola buscó desactivar a Sergio Busquets, manteniendo bien plantado a su club, a pesar de bajas tan sensibles como Robben y Ribery, entre otros. Por su lado, los de Luis Enrique mantuvieron su estilo, aunque dieron un poco de posesión (herejía arriana en los tiempos de mayor esplendor del guardiolismo). Entonces llegó un latigazo que tumbó, al fin, la muralla del portero titula de la selección alemana, vigente campeón del mundo. Pep resoplaba en la banda, aquello había condicionado todo cara a la vuelta. Pero habría más. 


No hay que volver a los sitios donde uno fue muy feliz

Fue un pase de un Rakitic, quien ha estado de menos a más todo el año. El 1-0 podía dar tentaciones de conservadurismo a poco del final, pero no es ni estilo de Barça ni Bayern el ser precavidos. Messi la acarició y justificó la intuición de un Ángel Cappa que había insistido en viajar a la Ciudad Condal para narrar el partido en directo, consciente del espectáculo que ofrecía aquel miércoles de Champions. La Pulga logró lo imposible, poner la velocidad suficiente tras estar en estático para tumbar a un, hasta entonces impecable, Boateng (quien ha contestado con elegancia e inteligencia a los maliciosos chistes sobre él en redes sociales). Un regate digno del mejor Romário, que aún tendría un último toque, una vaselina sutil ante uno de los mejores guardametas del mundo, ante la atenta mirada de un Joachim Löw que el verano pasado pidió a Mario Götze que demostrase que era mejor que el ganador de 4 Balones de Oro. 




Era un final amargo para una noche extraña de un hijo prodigo que volvió a una casa que es la suya. La grada fue muy pícara y lista. Sabedora de que a un visitante tan incómodo como el Bayern necesita muy poco para aprovechar las ventajas, no dio ni un guiño a Guardiola, volcada en apoyar a su equipo, sin ninguna distracción. Sin embargo, el de Santpedor está destinado a retornar a dicha cancha para recibir los honores que merece, como ya se ha hecho con Ronaldinho y Eto´o (y está pendiente aún la del gran Frank Rijkaard). Volcado en buscar un 2-1 que reabriese la serie, los alemanes dejaron un huevo que Messi, con el toque de Diego a Burruchaga, aprovechó para dejar solo a un Neymar que se olvidó de las piscinas para hacer lo que mejor hace, poner su mágico sprint y lograr un tercer tanto que desató la locura. 




Volcado en una liga donde no puede bajar la guardia ante la caza de un Madrid con la quinta marcha, el Barça celebró y tuvo que pensar en un partido trampa contra una competitiva Real Sociedad. Por su lado, con la Bundesliga ganada desde hace mucho tiempo, los de Múnich tuvieron demasiados descansos para hablar. Igual que el Barcelona con Cruyff, el Bayern tiene la gran suerte de contar con un mito de la altura de Franz Beckenbauer; así como acontece con El Holandés Volador, eso también lleva, en ocasiones, a pontificados y declaraciones un tanto inoportunas de dos iconos que están de vuelta de todo. Las críticas del Káiser (campeón como jugador, entrenador y directivo) y los aspavientos de Müller en su cambio, reflejaban unas disidencias que son contraproducentes antes de las operaciones remontada. 


Ich bin ein Berliner


Berlín pasaba por Múnich. Con el ejemplo de lo que le había pasado a un buen equipo como el Oporto con una cómoda ventaja, Luis Enrique y su staff técnico iban prevenidos de lo que les aguardaba en el magnífico Allianz Arena. Benatia tardó apenas 6 minutos en perforar la meta culé, con un certero cabezazo. Un montón de gargantes empezaron a tronar, sin embargo, los visitantes tiraron de oficio. El Bayern apelaba a la épica y estiraba sus líneas. Aguardaron con calma y, dando la razón a un Guardiola, firmaron un contra-ataque espléndido pocos minutos después, donde Luis Suárez dio una exhibición de generosidad para que Neymar únicamente tuviera que empujarla. 




Fue un jarro de agua fría. El 1-2, nuevamente de un Neymar en su mejor versión, liquidó la eliminatoria, pero no el partido. El Bayern tiró de orgullo y fuerza, un día donde Ter Stegen hizo varias intervenciones de calidad, ante un ataque en tromba, con Müller, Lewandowski y Xabi Alonso sucediéndose en disparos, centros y arremetidas. Un orgullo que le faltó al Barcelona dos años atrás (0-3 en el Camp Nou), un amargo recuerdo que se tornó una lección para impedir que esa exhibición de casta fuera eso, simplemente. 



Todo quedaba cerrado, cicatrizando una de las derrotas más duras de los últimos años para los culés. El Bayern dio la cara y se sigue intuyendo como candidato de próximas temporadas, si bien Borussia y Barça le han privado en esta ocasión de títulos coperos. Un triunfo que perfila no solamente a Messi en su aura de antaño, sino que revindica un proyecto y una plantilla recuperada. Queda saber si será Real Madrid o Juve el compañero de juegos en Berlín. Cualquiera de los dos será un rival temible. Como Manchester, PSG y Bayern. Pero este Barcelona ha demostrado saber competir. 

FOTOGRAFÍAS Y ENLACES: 













A BERLINO PER SOGNARE

$
0
0

La vieja dama de las grandes ocasiones



Lacrime di giogia al Bernabéu. Hace ya tiempo, pero no tanto para ser olvidado, la Juventus de Turín perdió su aura. Caídos a segunda división y con un fuerte escándalo que confirmó las sospechas de Ronaldo el Fenómeno y el Inter de Milán, una de las instituciones más augustas del fútbol transalpino se convertía en un barco del que grandes jugadores decidieron saltar. De repente, el conjunto que había dado nombres como M. Platini o D. Zoff era algo a evitar mencionar en el CV. Nadie puede reprochar que estrellas internacionales y profesionales decidieran buscar nuevos rumbos, pero seguro que en el Stadio delle Alpi hay memoria y se agradece, entre otros nombres leales, a dos buques insignia que permanecieron con la vecchia signora: Alessandro Del Piero y Gianluigi Buffon.  




El primero ha vivido estas semifinales de infarto con traje de paisano, no como bianconero en el césped. Sin embargo estos días, Alessandro Magno ha seguido siendo embajador de su club. Ya no con la pelota cosida al pie y lanzando sus diabólicas faltas, sino mostrando los modales y el carisma que lo hicieron un enemigo respetado y querido en canchas tan exigentes como la del Santiago Bernabéu. Del Piero habló de respeto infinito por la afición madridista, exactamente el mismo que la parroquia blanca tiene por él. Saben que para los turineses, el sucesor de Roberto Baggio es el equivalente de lo que para ellos significa Raúl González Blanco. Palabras mayores. 




Buffon, el guardameta milagroso, sí estuvo en el frente de batalla. Una serie dura ante un conjunto merengue que siempre le evoca el recuerdo de aquella eliminatoria imposible de 2003, donde un tanto in extremis de Trezeguet permitió a los suyos soñar con pasar a la final de la Champions con el apoyo de su gente. En aquella vuelta, el Real Madrid daba miedo por sus nombres (Luis Figo, Ronaldo, Raúl, Roberto Carlos, el gran Zidane, etc.). Del Piero, Nedved, Buffon (quien paró un penalti decisivo) y sus compañeros hicieron una presión extrema para voltear la suerte del encuentro. Eso sí, da la sensación de que el choque de este 2015 lo ha hecho con un alma gemela, un cancerbero con el que ha mantenido un pleito eterno. 



Los viejos guerreros


Se han visto en Champions, apasionantes Eurocopas y otros torneos internacionales. Muchos consideran que en aquella tanda de penaltis del España-Italia, que acabó con la maldición de cuartos de la roja, se marcó la entrega del cetro de mejor guardameta del mundo de Buffon a Casillas. El Santo de los merengues ha malacostumbrado a sus compañeros y aficionados a intervenciones milagrosas, son innumerables las veces que una mano imposible de Iker ha salvado los muebles. De ahí aquella rueda de prensa del portero italiano. 



Los viejos púgiles que han sido grandes respetan al adversario, más cuando se trata de alguien capaz de noquearles. Buffon señaló el ambiente enrarecido que ha tenido su vida paralela, que diría Plutarco, desde aquel divorcio que sufrió con un entrenador del carácter de Mourinho, en un choque de trenes de proporciones increíbles. El día de Valencia se llegó a unos límites insostenibles, si bien Iker y su afición fueron demasiado inteligentes para no firmar el armisticio teniendo que remontar el 2-1 de la ida, donde la Juve y Madrid vivieron otro episodio de su rivalidad, la cual se ha fraguado en instantes como la recordada final de Ámsterdam (1998); al acabar aquel encuentro, los directivos italianos tuvieron el fair play de regalar sus botellas de champán para que los triunfadores españoles pudieran brindar como se merecía el séptimo entorchado de la institución blanca. 



Un rispetto mutuo que transmitió Ginaluigi a su par. Después, a la hora de la verdad, pocas bromas. Los locales salieron en tromba, amparados en ese mago llamado Benzema, un delantero que va a terminar jugando de 10 por su impresionante visión de juego. Karim volvió locos a propios y extraños, si llega a culminar su primera genialidad, hubiera tirado el estadio abajo. Lástima, para el centro blanco, la ausencia de un Modric que es quien aporta la claridad y la visión del hueco. Por su lado, Allegri recuperaba para el enfrentamiento definitivo a un Pogba que se resintió del parón, voluntarioso y con detalles, pero sin esa chispa que da la continuidad de partidos.   



El asedio y los pequeños gestos



La pena máxima ejecutada por Cristiano Ronaldo cambió el guión establecido que hacía prever que el 0-0 duraría mucho más tiempo. El propio Sergio Ramos admitía que, involuntariamente, el Madrid levantó un poco el pie del acelerador. A pesar de estar al borde del KO, Allegri mantuvo los papeles. Incluso si les anotaban otro, sus pupilos seguirían estando a un tanto de forzar la prórroga. Lo había advertido un sabio como el Cholo Simeone, quien se midió a ellos en fase de grupos, los bianconeros eran incomodísimos en una eliminatoria. 



Y llegó el 1-1 del Morata más taciturno que se recuerda. La fidelidad al club de sus amores honra al canterano, si bien casi desentonaba en las fotografías con los gestos desbordantes de lógica alegría de Tévez, Chiellini y cía. Apenas había comenzado la segunda parte. Algunos atacantes como Bale parecían aún condicionados por las declaraciones inoportunas de su agente, pero la tormenta blanca cayó como siempre. Esos impulsos de épica y asedios sin piedad al arco rival. Los dominios de Buffon fueron una guerra de trincheras que el bando azzurro sostuvo, agradeciendo la salida del peligro constante que arroja Benzema. 



Ancelotti y los suyos se volcaron hasta donde dieron las energías; como dijo el inteligente técnico italiano, no fue ayer, sino en la ida, donde se perdió el duelo con un enemigo íntimo como es el conjunto de Turín. El Bernabéu tuvo un detalle de gran clase al aplaudir a un Pirlo que, si bien no hizo un partido a la altura de su leyenda, merece el reconocimiento de cualquier estadio por su gran trayectoria. 




PD: Mal haríamos los culés en pensar que en la final ha venido una Ceniciente; más bien al contrario, se trata de una señora de armas tomar, una pareja de baile que sabe sufrir y hacer daño cuando toca. Una final contra el Madrid hubiera disparado todas las alarmas y concentración para los de Luis Enrique. Y esa misma actitud es la que deberán que imponerse ante la Juventus, la cual, igual que el Barcelona, ingresa por méritos propios en Berlín, tras sobrevivir, en ambos casos, a dos favoritos a todo como Real y Bayern.  



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 







http://www.altaspulsaciones.com/champions-league-2014-2015-juventus-deja-real-madrid-final.html




http://www.rtve.es/alacarta/videos/champions/champions-resumen-130515w-rtve-izqmaster/3126580/




http://www.gazzetta.it/?refresh_ce

COMIENZA EL GRAN JUEGO

$
0
0

Εφιάλτης

Pesadilla. Un estado de ensoñación que tiene algo de irreal, pero del que es muy difícil escapar cuando se incrusta en tu mente. Ayer, Madrid presentó sus mejores galas para la Final Four que se iniciaba. El poderoso CSKA de Moscú partía como uno de los grandes favoritos, avalados por presencias como Kirilenko (uno de los jugadores que mejor hacen notar su presencia sin tocar un balón) o Sonny Weems (demoledor en esta Euroliga). Pero, el caprichoso azar les había reservado una de sus ensoñaciones más temidas: el Olympiacos, las legendarias bestias del Pireo, presentes en 3 de las últimas cuatro F4 que se han disputado. 




Los moscovitas tejieron sus hilos para no caer en esa piedra que les ha amargado las dos últimas veces que se enfrentaron al borde del abismo. Fue un partido extraño, Teodosic y Spanoulis comenzaron fallones, irreconocibles para sí mismos. El poderío interior de los rusos se iban haciendo notar, mientras que los helenos hacían la goma. Dio la sensación de que, pese a los magníficos servicios de Aaron Jackson, añoraban al serbio y sus genialidades. Lo mismo le pasaba a sus oponentes, pero, su gran diferencia con el resto es que han patentado el festina lente del emperador Augusto para afrontar esas crisis. 




Con presencias como Kaun patrullando la zona y un ingenioso sistema de ayudas, uno de los anotadores más influyentes de la Euroliga estuvo totalmente anulado por tres cuartos. No importó. El Olympiacos sabe esperar a su estrella como ningún otro conjunto en el continente lo hace. Por su lado, ningún astro tiene la seguridad de la que goza el genial escolta. Los Mantzaris, Dunston, Printezis y cía, al más puro estilo Tony Montana, se parten el pecho por un jefe al que no recriminan sus malas decisiones en momentos puntuales. Su trabajo es ser los Compañeros del Escudo de Alejandro Magno, despejan el camino de la batalla para su general. Y nadie aprovecha ese favor mejor que Vassilis, dispuesto a regalar a los espectadores otro momento de videoteca.  



Compartir la misma enfermedad: La obsesión por ganar del Oly y el Real



Las redes sociales echaban chispas. Mitos de la talla de "Manudona" Ginóbili expresaban el efecto alucinógeno que produjeron aquellos minutos que hicieron olvidar la escasa prestación anterior del dorsal número 7 del Pireo. Spanoulis tiene el don de los más grandes, como sufrieron los excelentes defensores que se midieron a él. Triples que volaban como bombas, suspensiones suicidas para el resto de los mortales. Sus huestes lacedemonias, con Dunston agarrando el estandarte, vieron la llamada de su hegemón y le cubrieron, nadie, ni Navarro, ni Saras, ni Papaloukas han tenido semejantes aclarados y bloqueos destinados al lucimiento de un jugador que es único para el Olympiacos, de la misma forma que ese club es el idóneo para él. 



Fue la derrota más amarga para un CSKA que estaba en todas nuestras quinielas, si bien tengo algún amigo visionario que ya intuyó que nunca se debe subestimar el corazón de un campeón. Kyle Hines lo veía desde la otra banda, recordando cuando luchaba para esa polis; junto con los Khryapa y esa generación dorada de tierra de los zares que ha tenido la mala fortuna de chocar con este muro de hormigón, estos irreductibles griegos a los que hay que matar cien veces en las Termópilas asfixiantes que exigen estos tres días por el cetro de Europa. 



Acompañado de su hermosa familia, el astro apareció poco después de paisano para ver el siguiente duelo, el plato fuerte de la noche para la parroquia merengue. El maestro Obradovic había otorgado todo el favoritismo a su antiguo discípulo, Pablo Laso. El vieo zorro quería que su joven Fenerbahce saliera sin presión. Y así lo hicieron en un bello primer cuarto donde unos y otros se gustaron. El Real Madrid, cada vez más cómodo en este formato, sabía que la noche sería larga. Los turcos se permitieron mirarse en el espejo... y ese pecado de soberbia es terrible. Cuando cae tormenta, hay que tener paraguas. 



Hora de guerreros, hora de los artistas


Eran justo lo que necesitaban. No se trataba de hacer el maremoto revolucionario que se quiso realizar cuando perdieron la final de la Liga Endesa el pasado año. El Madrid de basket ha vivido los dos últimos cursos en Europa con el aroma de equipo de basket ofensivo exquisito, pero con momentos de pájara y cierta indolencia de carácter. Ahora han venido ellos. Andrés Nocioni y Gustavo Ayón han tenido sus altibajos esta temporada, pero se han adaptado en el momento perfecto y se manejan en estas trincheras como pocos, dieron aliento y soplaron a las alas de sus compañeros. Así se lo hicieron saber a las tropas otomanas, mientras celebridades como Arda Turan eran espectadores de lujo en la grada. 



El Madrid intercambió golpes sin rubor en el intenso primer cuarto, los momentos anteriores a que Andrew Goudelock decidiera hacer la guerra por su cuenta contra el mundo. Sabían que llegaría su momento y que sus talentosos rivales (Bogdanovic, Jan Vesely, el propio Goudelock) podría pagar cara la bisoñez. Le hicieron el mismo efecto hipnótico que al Barcelona en Milán por estas fechas. Una aterradora ráfaga de triples fue cayendo como una maldición de gota malaya. Rivers estuvo inmenso, efectivo y colosal. El Chacho dirigió con la batuta de los maestros y cada integrante del conjunto blanco aportó lo que le tocaba. Fue el principio del fin, un parcial demoledor del que ni siquiera Obradovic te puede rescatar. 




No pudo descansar del todo el Madrid porque el partido se calentó sin mucho motivo. El Fenerbahce sacó carácter y raza en el último cuarto (si bien, sus talentosos y capaces jugadores permanecieron siempre con la cabecita increíblemente extraviada, todo se reducía a 1x1 y esperar el resto en la banda o al rebote), algo que también se tradujo en faltas más duras de la cuenta. Provocaciones que no deben acentuarse mucho para que salte un Rudy Fernández que es tan adorado por su grada como causa el foco de la ira de los rivales por su semblante de autoconfianza (es muy bueno y lo sabe, en ocasiones, hasta límites que bordean la frontera de la calidad superlativa con la prepotencia innecesaria). 




Las dos potencias se emplazan para un domingo que será de hemeroteca. El Oly se llevó la F4 de Londres con una épica (y van...) remontada. El Madrid se vengó en una pasada serie intensa y con gran peso del factor cancha (5 partidos) Una hegenomía está en juego. Los pies ligeros y la picadura de avispa de un Madrid en auge, contra el púgil que mejor aguanta bajo los aros cualquier castigo. El Real querrá volar y el Olympiacos bajarlo a ras del suelo. Será una lucha apasionante. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



http://www.sport.es/es/noticias/euroliga/heroe-spanoulis-vuelve-amargar-cska-moscu-4190582



https://twitter.com/MarcaBasket/status/599276714905178112/photo/1




http://www.mundodeportivo.com/baloncesto/euroliga/20150515/20111286808/real-madrid-fenerbahce.html

ENLACES DE INTERÉS Y RECOMENDADOS:






ABRAN PASO AL CAMPEÓN

$
0
0

La que tanto se hizo esperar fue sublime




La definición es de Jordi Villacampa, mito del Joventut. Pero se aplica a la perfección a la sensación que tuvo ayer el Real Madrid, quien convirtió la capital en una fiesta, aunque, colores al margen, hay que reconocer que el domingo ganó el baloncesto. Fue la culminación de una apuesta, de un proyecto atractivo para el jugador y generoso con el espectador. "Debería yo dar las gracias a mis jugadores", afirmaba un Pablo Laso que sobrevivió a un verano muy tenso, donde se rumoreó que la Casa Blanca iba a inmolar uno de los mejores equipos que jamás han desplegado su talento por los aros de la liga Endesa. 






Ayer se midieron Real Madrid y Olympiacos con una hegemonía en juego. El equipo que más ha embobado estos tres años al televidente gourmet del basket contra las bestias del Pireo, ese conjunto irreductible, corajudo y solidario, capaces de llevarse dos milagrosas Euroligas. El duelo no defraudó desde el salto inicial. Los pupilos de Sfairopulos tenían bien aprendida la lección de Fenerbahce y salieron serios, concentrados y buscando muy bien a sus interiores. Pequeñas ventajas y tanteo bajo. Printezis y compañía disimulaban su sonrisa de: "Me encanta que los planes salgan bien"





Entonces, Laso miró al banquillo y sacó al hombre adecuado en el momento oportuno. "Al Olympiacos le pisas la cabeza una, dos y tres veces... y siempre se levanta". Frases de guerrero, de Cosa Nostra de la generación dorada de baloncesto argentino. Andrés Nocioni soñaba con este día desde que era un joven toro enrabietado para el TAU Cerámica. Su alma inundó la cancha y la entusiasta grada dio un paso al frente con él. Junto con Gustavo Ayón, los dos fichajes más acertados que se recuerdan, absolutamente determinantes en este torneo. 





Tapones a canasta que parecían inminentes, penetraciones sin ningún asomo de miedo, triples esquinados, gritos de aliento a sus compañeros, para evitar cualquier fantasma de las pasadas F4. El Chapu llevó en volandas a los suyos. Sin embargo, ¿cuántas veces no hemos visto al Oly levantar esas desventajas? Y Spanoulis no había aparecido. Peligro. Eso solamente significa que vendrá a matarte en la segunda mitad. Las espadas en todo lo alto. 




Guerras de trincheras, triunfos homéricos



El tercer cuarto siguió la tónica. El Madrid, pese a que Rudy estuvo muy bien defendido, siempre encontraba vías de anotación. Nocioni habló de que no se ganaba jugando lindo. Se mentía a sí mismo, que repase el partido y vuelva a verlo. El Real no llegó a los 100 puntos porque tenía en frente a la mejor defensa de la Hélade, pero nunca renunció a su estilo, a querer correr, a insuflar aliento a su grada. Quiero mucho al Chapu y a Ayón, pero sería una moraleja errónea decir que los blancos obtuvieron su noveno entorchado por mera testosterona; su carácter fue decisivo, pero es la apuesta de Laso y su staff técnico la que los ha llevado, de nuevo, a la élite continental. 




Y entonces volvían los últimos lacedemonios de mil batallas en el Peloponeso. Ese heterodoxo y absolutamente imprescindible genio que es Printezis, un Sloukas que se echó todo a la espalda, así como ese defensa de defensas que se apellida Dunston y tiene físico de NBA...Nada, que no se morían. Solamente hubo un fallo en ese constante orgullo... los tiros libres. El Madrid estuvo mucho más enchufado en esa faceta del juego, la cual explica muchas cosas. Por ahí empezó a resquebrajarse la, hasta ese momento, orgullosa muralla ateniense. 




Eso y, claro, Jaycee Carroll. Pongan el vídeo a grabar cuando este señor se levanta y cuadra para sacar su fusil. Uno de los supervivientes de la gran final de Londres tenía ganas de alcanzar una merecida redención. Raza blanca, tirador, serio, concentrado, crack. Hubiera podido jugar en los Utah Jazz de Jerry Sloan. El norteamericano pegó un derechazo en el momento en que el conjunto griego estaba recuperando el aliento. Cambió el tempo del partido y la Copa empezó a coger acento español. 





Llegó el último cuarto y Sfairopulos quiso que los suyos se encomendasen a su gran defensa. Lo que nadie esperaba es que Pablo Laso y los suyos hicieran lo mismo. El Madrid cogió la ventaja con su estilo y fue capaz de mantenerla con el sistema del del bicampeón de Euroligas. Y, a la hora señalada, Andrés Nocioni metió un triple de otra galaxia (te lo mereces, un tipo que nunca se esconde, ni en Japón ni en aquel duelo por el bronce ante Rusia), justo cuando podía empezar a pensarse que era un problema muy serio que Felipe Reyes tuviera 4 faltas personales. 




Dos genios malacostumbrados



El diablo de Larisa no está habituado a esto. En ese potro de tortura que es la Final Four, el escolta internacional se mueve como lo hacían los más grandes: Bodiroga, Saras, Dimantidis, Papaloukas, etc. Los merengues levitaban y alguien puede que le provocase, pero Spanoulis permitió a su cabeza desconectar por tres segundos y arrojarle un balonazo a Rudy Fernández. Acción infantil, gesto tan poco inteligente como ineficaz. Los dos se encararon por un momento. Ambos se parecen. Brillantes en su profesión, anotadores, emparejados con dos bellísimas mujeres, exitosos... A veces, saber ganar y perder exige una humanidad que el Olimpo en el que suelen repostar les enciega ante estas terrenalidades, pero que también importan, y mucho. 



Fue lo único que sobró, aunque eso lo borraremos cuando descarguemos el partido. Nos quedaremos con el abrazo final, cuando las neuronas volvieron a Vassilis, a quien, la afición del pabellón debe recordar por su recital ante el CSK, no por esa canallada impropia. Tampoco con el trash talking que denunció Maciulis (gran aportación en las sombras del lituano, igual que el triplista Rivers), harto de las provocaciones de un jugador de calibre MVP, pero, a veces, ensoberbecido. Lo mismo de lo que algunos rivales acusan a Fernández, uno de los posibles instigadores de esos momentos de "olés" (escasos, por suerte), con el partido ya decidido. 




Quien era todo sonrisas fue el Chacho Rodríguez, la barba más famosa, con permiso de Harden. Cómo nos hace disfrutar este base, incluso a los que somos de otros equipos. Sfairopulos felicitó a su enemigo, como no podía ser de otra forma. Es de chapeau lo de ambos entrenadores, incluyendo la divertida rueda de prensa previa a la finalísima. Laso ha madurado a la par que sus jugadores, hasta el punto de ser una auténtica piña. 



Una larga espera de 20 años, pero que tuvo un broche de oro. Lo mejor fue la manera de conseguirlo, incluyendo estos tres años de basket con aroma de otra época. Nada podía enturbiar el momentazo. Como muchos culés, no dude en escribir este mensaje a los amigos madridistas: "Felicidades. Hoy ha ganado también el baloncesto". 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 

















CUESTIÓN DE ESTILO

$
0
0

Guárdate de coronaciones, Majestad



Tony Allen es un tipo fraguado al molde del acero cimmerio, un baloncestista de la vieja escuela, Observó el protocolo de la ceremonia del segundo partido de las semifinales del Oeste con rictus serio. Debió recordar cuando sus compinches Garnett, Wallace, Allen y Pierce, entre otros, le aguaron la fiesta a un tal Lebron James que recibió el premio de MVP de manos de David Stern, en la ciudad de Cleveland, también eran semis. Aquello era 2010, Tony jugaba en los Celtics. Ahora, lo hace en los Memphis Grizzlies. El receptor del galardón de jugador más valioso era Stephen Curry, cabeza visible de la ofensiva de los vistosos Golden State Warriors.  




El primer día, el Oracle Arena se lo había pasado bien con los pupilos de Steve Kerr, como ha sucedido todo este mágico año, donde han firmado el mejor balance de victorias-derrotas de la NBA. Al veterano luchador y los muchachos de la tierra de Elvis no les había gustado ser comparsas. Entonces, apretaron los dientes y bajaron a defender, cortando ese ritmo vertiginoso de sus rivales, esos tanteos altos que tanto gustan al espectador. Un feroz mate de Tony fue acompañado de un grito que les avalaba como la mejor escuadra defensiva en todo el campeonato. Lo mejor estaba guardado para el final. 



Ante los micrófonos, uno de los héroes de la noche dijo que Curry no era nada nuevo bajo el Sol. Un dardo envenenado en una época donde todo eran elogios. Curiosamente, el astro y sus compañeros naufragaron en la siguiente visita. Los oseznos sacaban las garras, se volvía a hablar del temible támdem de Marc Gasol y Zach Randolph. A diferencia de lo acontecido con los Pelicans, Golden State perdió los controles del coche, las marchas estaban bloqueadas y el vehículo se había calado. El cuarto partido era el más importante que nunca hubieran afrontado Curry y los suyos. Había mucho en juego, quizá, un legado.   


De lo que se trata el MVP... 



Había comenzado el primer cuarto y apenas había mirado al aro. Todos los ojos estaban puestos en Curry en el FedExForum. El ambiente estaba caldeado en una ciudad que, al fin, se está acostumbrado a sentir tanto orgullo de su franquicia NBA como de su equipo universitario. El MVP tardó en hacer acto de presencia en esos 12 minutos, pero cuando lo hizo, no hubo dudas. Los triples habían vuelto. Y, cuando Golden State está fluido en esas lides, incluso la mejor defensa tiembla. 



Un escurridizo robo a un pase de Tony Allen a Marc Gasol fue otro de los instantes clave. Allen, más allá de sus declaraciones, es uno de los defensas más intensos que pueden tenerse en frente. Se ha medido con gente como Kobe Bryant y les ha puesto en problemas. Es físico, listo y valiente cuando tiene que secar a la estrella de turno. Había amargado la vida del flamante MVP por dos noches. Eso no sucedió el cuarto día, aunque Stephen debe mucho a sus corre-caminos, a gente como un Iguodala que salía como una flecha para hacer feroces mates y volver con una sonrisa a defender. 




El otro aviso fue un 2+1 de dibujos animados (Jorge Valdano dixit) que reflejó la frustración de Allen, mientras Curry escondía la sonrisa de niño travieso. Memphis empezó a encomendarse a veteranos en estas lides como Vince Carter, pero el tempo de la serie estaba volviendo al equipo con factor cancha. Nadie lo escenificó mejor que un Klay Thompson irreconocible hasta ese momento, chocando triples contra la paleta y fallando mates fáciles (para él, claro) sin oposición en el Oracle Arena. Ahora, todas las piezas de Kerr volvían a encajar como antes. 




Run and gun


Desde los Phoenix Suns de Steve Nash en el glorioso periplo que fue de 2005 a 2008 (por supuesto, el genial canadiense siguió, pero la escuadra ya no era la misma), no habíamos visto tanta gozosa irresponsabilidad al ataque. La eterna duda es si ese estilo puede llevar al anillo, si merece la pena el riesgo, cuando todo el mundo insiste en que los playoffs son tiempo de defensas duras, según se grita en los graderías. Golden State recuperó su fortín y desde 1976 no habían acariciado estar en unas finales de conferencia, ni siquiera con aquella camada que lideraba el rey león Baron Davis. 




Harry Barnes pareció ser recuperado totalmente para la causa el quinto día, mientras Curry se reservó algún triple psicológico para la ocasión. La baja de Tony Allen era un muy mal augurio para unos Grizzlies con más problemas de la cuenta para encontrar su conexión más demoledora: Marc y Zach, dos dominadores natos bajo tableros. Thompson volvía correr y disfrutar, amparado en su genial sociedad con el MVP. Fue un partido llave y el que llevó al Oracle Arena a pensar que, cuando volvieran a ver a sus muchachos, sería contra Clippers o Rockets (finalmente, Houston ganó su séptimo choque, levantando un 3-1 en contra). 




La sexta jornada fue una constatación de un hecho que un triple de Curry desde el sofá de su casa y sobre la bocina escenificó como nadie. Los Warrios anotaban, volvían a enchufar y, cuando Memphis sacaba su casta, recibían una nueva ráfaga. Kerr, entrenador novato que parece un veterano, sonreía ante la madurez de su escuadra, la cual está acariciando con la yema de los dedos algo que, a la altura de octubre, hubiera parecido imposible. 



No se trataba de la clasificación. Era cómo la habían logrado. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 













EL ESPECTÁCULO DE LA FINAL Y EL PREFACIO DE LOS PITOS

$
0
0


El espectáculo de la final, el prefacio de los pitos



Sin duda, se trata de uno de los clásicos de la Copa del Rey. Bilbao y Barça son los dos clubes con más entorchados. El pasado sábado, volvieron a cruzar sus caminos. La escuadra de Luis Enrique tenía fresco el sabor de una disputada Liga y quería volver a levantar otra copa en breve. Los leones, por su lado, tenían cuentas pendientes desde hace 31 años. Los equipos grandes no se acostumbran a no rellenar sus vitrinas y, los bilbaínos invadieron pacíficamente con su inimitable afición la Ciudad Condal, espoleando a Valverde y a sus pupilos a lograr la machada, un Maracanazo copero en el mismísimo Camp Nou.




Alicientes con holgura para que solamente se hablase de eso en el césped, viendo cómo se las ingeniaba la defensa robijblanca para frenar el tridente mágico del ataque culé (Neymar, Suárez y Messi, cada vez más enchufados en su triunvirato sudamericano) y detalles tan buenos como los guantes que lució un motivado Herrerín, regalo del mítico Iribar, uno de los emblemas del Athletic. Por desgracia, desde muchos sectores se habían agitado las aguas y el entremés de esta gran obra de teatro iba a quitarle muchos minutos a lo que queríamos ver en el césped. 



La pitada. Personalmente, no soy nada partidario de ellas, ni a un jugador, tampoco a un bloque o a un himno. Me parece una posibilidad de herir susceptibilidades bastante innecesaria. ¿Derecho a hacerla? Innegable. Históricamente, Barça y Bilbao han representado mucho para Cataluña y el País Vasco. Hay una corriente de sus hinchadas que es independentista, así se ha manifestado en no pocas ocasiones y nadie debería rasgarse las vestiduras por ello. Tampoco es menos cierto que son dos entidades tan universales que tienen partidarios en toda la geografía española y en no pocos lugares del extranjero, por ello, desde ese tendido, lo único que me deja perplejo son las generalizaciones y el uso descabellado que algunos quieren hacer de una tontería que ocurre por 90 minutos y debería servir para distracción, diversión y festejo.  



Luego estaría, claro, el tema de la monarquía, institución que, les reconozco, no casa mucho conmigo. No por antipatía concreta a Felipe VI, sino porque creo que a buena parte de la sociedad nos gustaría la posibilidad de que el jefe del estado fuera elegible, no un derecho transmitido y hereditario. Sin embargo, el monarca era un invitado de protocolo en una Copa que lleva su título (otra cuestión es que sería fantástico re-formular si se quiere que esto siga así) y, como culé, me gusta que el Camp Nou sea siempre lo que ha sido, un excelente anfitrión. Por fortuna, el soberano para las personas seguidoras de lo que ocurre con la pelota, se llama Leo... 


El hombre tranquilo



Hasta ese momento, la defensa norteña se había mostrado firme y segura. Balenziaga recibió un encargo muy duro y se aplicaba él con dureza, pero también nobleza y táctica. El astro argentino tomó las riendas y decidió iniciar en la banda uno de sus mejores goles, con el añadido de que era una final. Leo sigue siendo de los más lentos cuando no tiene el esférico y, ay pibes, el más rápido cuando la coge con velocidad. Un tanto que sonaba a redención. Lástima que se sigan buscando discusiones bizantinas cuando se tiene la suerte de poder verle en directo. 




Alfredo, Diego, Pelé, Cruyff, Zidane... Maestros ha habido, por suerte, bastantes. El empeño fanático de algunos de olvidar el pasado para ensalzar al muchacho de Rosario va solamente a la par en estrechas miras de los que pretenden ningunear a un 10 que, como el genial Mono Burgos afirmó: "No entiendo como mi amigo Alejandro [Sabella] parece preocupado. Tiene al Chiquitito. Y el Chiquitito es capaz de mover el área cuando la pisa". Es irrepetible. Como Alfredo, Diego, Pelé, Cruyff, Zidane o quienes ustedes quieran poner en la nómina. 




Incluso un tipo de regate y olfato fino en los comentarios, el Lobo Carrasco, se dejaba caer por esa tentación en el éxtasis: "Yo tenía un amigo que también hacía esto... pero claro, solamente 5 o 6 veces". Querido Lobo, gracias por la Recopa de Basilea y ser el primero de lo que luego fue la Masía, pero,  si Maradona solamente lo hizo cinco o seis veces en su vida, que le devuelvan la entrada a miles de napolitanos y argentinos que vivieron un efecto hipnótico.  




Cada uno tuvo su tiempo y lugar. Tras un año donde el físico no acompañó y con problemas extra-deportivos (cuestiones de Hacienda donde todo hijo de vecino debe ponerse al día, aunque sea un futbolista de élite, o esa debería ser la teoría, y ojito con qué asesores se buscan), Lionel ha vuelto donde quería estar. No es un jefecito a lo Javier Mascherano para liderar con verbo notablemente claro y bien medido en una rueda se prensa, lo suyo es sentir que desaparece, cual Billy Elliot, en el lugar que más le gusta en el mundo. Y cuando lo hace de azulgrana, todos los culés respiramos más tranquilos. 


Aquel tipo fuerte y callado... 



Así recordaba Tony Soprano a Gary Cooper, especialmente en Solo ante el peligro. Durante años y años, Andoni Iraola ha ejercido ese papel, poniendo el pasado duelo el fin a una aventura que acabó sin trofeo, pero se lleva más, muchísimo más que un título. Superó los 500 partidos en el club de sus amores, defendiendo los colores que muchos chavales de una ciudad llamada Bilbao aspiran a conseguir porque, de ahí la grandeza y el riesgo de su apuesto, el Ahtletic es la excepción a la regla en el mundo futbolístico pos ley Bosman y de derechos televisivos poco equitativos. 




En el otro extremo, la juventud de un chaval como Williams, entregado desde el primer momento a dejarse el alma los 90 minutos. El larguero y un gran salto para batir a Ter Stegen cuando muchos otros hubieran entregado la cuchara. Nada que reprochar a una abismal diferencia de presupuestos, Iraola y sus compañeros perdieron la batalla, pero no hubieron de entregar ningún estandarte, porque lo lucharon hasta el final. 




Se emborronó todo un poco por el tema Neymar. El brasilero siempre es noticia por cuestiones que se alejan de lo que mejor sabe hacer. Ya sea su extraño fichaje o su conducta cuando el partido está dominado. Le pasó en el Calderón y ahora ante el Athletic. Su alegría, creatividad y talento valen el billete de una entrada. A pesar de su fama de piscinero (ha hecho méritos para ganársela, todo hay que decirlo) es un jugador al que se le da y mucho. Se lo advirtió Valverde con amabilidad y debería tomar buena nota de ello. ¿Cómo se sentirían Piqué o Jordi Alba si alguien les hiciera esas frivolidades en Berlín si la Juve fuera ganando con holgura en el descuento? Pues eso. Tiene talento, condiciones y desparpajo, Neymar únicamente debería saber seleccionar el momento. 



Se olvidó todo pronto con el final del juego. Las dos aficiones esperaron al alzamiento de la copa, mientras que Bilbao recibió a los suyos con todos los honores, premiando el esfuerzo y el excelente curso (sobre todo la segunda mitad, tras un inicio con muchas dudas). Las aficiones desde las gradas dieron una lección de civismo y no hubo de lamentarse ningún altercado. Mientras tanto, en la zona noble...



Las amistades peligrosas



Política y deporte son una pareja que casa bastante poco, aunque parecen buscarse con insistencia, sobre todo, desde el primer flujo al segundo. Tardaron más bien poco desde altavoces del gobierno en reclamar sanciones y medidas drásticas por la pitada. Considerando el hecho poco edificante el hecho, no dejó de comulgar con la opinión de Rico: "Ya hay bastantes problemas". La rapidez en colocar en el ojo del huracán todo esto y las ganas de cada cual de dar su opinión entre las autoridades públicas da envidia sana, ojalá se respondiera con esa celeridad y urgencia en bastantes cuestiones que serían mucho más importantes. 



Tampoco resultaba comprensible la enorme sonrisa, digna del gato de Cheshire, del señor Artur Mas. No se puede atribuir a la victoria del Barça, porque, salvo que sea una reencarnación del oráculo de Delfos, aún no se conocía el desenlace. Así que un duende malicioso me lleva a pensar que le gustaba aquello de la pitada y la oportunidad que le brindaba el Barcelona para hacer propaganda del 27-S. Eso me parece muy bien, pero tiene otros focos y altavoces, no resulta alentador que una entidad con tanta tradición termine sirviendo a propósitos de terceros, sea quien sea ese tercero. En el Nou Camp me basta con tener a Xavi, Iniesta, Bravo, Alves (sí, incluso con esos pelados) y cía, que Convergència, PP, PSOE o el partido que ustedes que quieran, se vayan a dar un mitín donde les de la gana, pero aquí no, por favor. 



Y es que, visto lo visto, no puede dejar uno de darle la razón a Loquillo acerca de los monopolios, algo que es interesante viniendo del músico, reconocido culé (hay que serlo para atreverte a gritar gol en el Bernabéu tras una falta de Messi): "¿Qué el Barça representa a Cataluña? Claro que sí. Y el Espanyol, el Joventut....". Además, aunque algunos les pueda parecer una marcianada, hay en Catalunya seguidores del Madrid, del Bilbao e, inclusive, gente que cree en la independencia y a la que no le importa nada el fútbol.





FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 







http://www.mundodeportivo.com/futbol/athletic-bilbao/20150527/20253474911/ya-ha-empezado-el-marcaje-a-messi.html



http://www.marca.com/2015/05/30/futbol/equipos/athletic/1433021242.html




http://www.elconfidencial.com/deportes/futbol/copa-del-rey/2015-05-31/felipe-vi-escuchaba-el-himno-a-duras-penas-mientras-artur-mas-sonreia_864483/

HISTORIA DE DOS CIUDADES... Y UN ANILLO

$
0
0

Franquicias hambrientas




Desde la década de los 70 de la centuria pasada, los Golden State Warriors no se veían bailando a estas alturas de la noche de la gran fiesta baloncestística del año. 365 días de dibujos animados, la odisea Disney que están protagonizando los discípulos de Steve Kerr (qué debut el suyo en los banquillos) se enfrenta a su último capítulo. Líderes con el mejor récord de la NBA, título de división, MVP para Curry, campeones del Oeste... ¿qué más pueden pedir? Pues lo que resta al pastel, una guinda llamada anillo. Pero, hay un monarca que tiene algo que decir a este respecto... 




Para Atlanta ha supuesto un amargo despertar. Durante muchos meses, han sido uno de los bloques más formidables del torneo, pero, a medida que han pasado las rondas, han pagado cierta bisoñez en postemporada. Los Nets dieron un aviso y, solamente el preciso revisionado de los árbitros les salvó de una daga (y van...) de Paul Pierce que los hubiera colocado al borde del abismo. Demasiadas dudas en dos rondas que se les antojaban más sencillas. Pocos argumentos para frenar a un Lebron James hambriento, quien se aprovechó de los problemas de lesiones de los Hawks para imponer un dominio físico en las finales del Este que casi ha sido tiránico. 




Cleveland ha vivido el retorno del hijo pródigo. Ahora es en Miami donde quieren olvidarle. Mientras, la estrella que más te garantiza estar jugando en junio en la actualidad (¡5 finales consecutivas!) quiere el primer entorchado para su tierra. La ansiada joya que inmortalizó Tolkien para la literatura fantástica podría permitir limar muchas asperezas y las pocas dudas que queden en la casa Cavalier con respecto a él. Ahora, contará con la perspicacia en el banquillo de un viejo zorro como D. Blatt, quien, de igual manera que Kerr, poco más puede pedir a su estreno en las pizarras estadounidenses. 



Heridas de guerra


Fue más duro de lo que insinúan los cinco encuentros. Stephen Curry confirmó su estado de forma ante un pistolero del calibre de James Harden. Los Warriors ganaron los dos primeros duelos, pero habrían podido perder ambos de haber tenido menos puntería en los momentos decisivos. Cuestión de detalles. Como ese quinto día, donde se ahorraron tentaciones y acabaron el trabajo, teniendo en el recuerdo como los Rockets se recompusieron para remontar un 3-1 a unos Clippers que tardarán su tiempo en olvidar las semifinales que vieron pasar de largo. Por el camino, Klay Thompson se llevó una de las faltas fortuitas más peligrosas de este año, al recibir el impacto de la rodilla de Trevor Ariza, su entrada en el primer partido de las Finales es un interrogante. Hándicap para Golden State, sin duda. Pero en el vestuario de The Q, bastante tienen con su parte médico.



Sin Kevin Love, dudas con Irving y esa imagen de Lebron pidiendo tiempo muerto para recuperar, literalmente, aire, parece ser que muchos otorgan un claro favoritismo a los Warriors. Indiscutiblemente, un equipo con 67 triunfos merece cualquier favoritismo que se le quiera dar. Pero en las Finales, la experiencia es un grado, y ahí James va a tener mucho, muchísimo que decir. Nombres como J. R. Smith y las trampas que Blatt sepa colocar a Curry para frenar su anotación, serán herramientas básicas para tomarse cumplida revancha de lo que le ocurrió a la franquicia en 2007 ante los Spurs.



Ni los jóvenes e incipientes nuevos Celtics, ni unos Bulls muy penalizados por las molestias de Pau Gasol, lograron apear a The King de un nuevo despliegue en el Este. James no es Jordan, pero está escribiendo su leyenda a su manera, por más que el marketing quiera dictaminar odiosas comparaciones. No obstante, todo parece indicar que el primer anillo como muchacho de Akron, podría ser el más especial de este fenómeno. Eso, claro, si el cuento de hadas no se hace realidad.




Dos maneras de jugar, sendos caminos a la genialidad



Los dos provienen de Akron, son tesoros nacionales del basket de Ohio. No obstante, sus carreras se mueven de diferente manera. Lebron es una condición natural creada para el basket, una fuerza imparable. Es como si se pudiera coger el cuerpo de Karl Malone y, sin perder un ápice de su fortaleza y rocosidad interior, tuviera asimismo un punto más de velocidad para jugar en el exterior. En definitiva, el deportista casi perfecto. A veces, Lebron parece un hombre luchando contra niños.




Stephen Curry, por su lado, sería lo que, en una memorable ocasión, se utilizó para describir a Pablo Aimar en Fiebre Maldini: "Físicamente, no tiene ventaja. Juega al fútbol porque es bueno". El crack de Golden State tiene la magia de los Maravich y los Petrovic, se lanza al ataque con valentía, creatividad y un punto de auto-confianza del muchacho de barrio que tiene viciadas las canastas de su instituto. Sería muy interesante poder hacer un estudio de cuánta gente ha empezado a quedarse a ver a los Warriors por ese a ese chaval del que todo mundo habla, cuyas crianzas pueden vacilarle en medio de una rueda de prensa y cuya madre acude a verle siempre que puede en la cancha.



El propio presidente Barack Obama parece querer alimentar el debate que se va a generar en todo el país, dos nombres que están en boca de todos. Pero, ojo, que las Finales se nutren de los héroes inesperados, de los actores secundarios que roban en tres minutos los focos de la pareja protagonista. Nos vamos a divertir. Final inédita. Final espectacular.  

FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 



BERLÍN, FINAL ABIERTA

$
0
0

Professori del gioco



Fue el armisticio tras 90 minutos (con casi 7 de añadido al final) de intensa y noble lucha. Bianconeri y azulgranas habían honrado el esférico en el Estado Olímpico de Berlín, engalanado para la ocasión: final de la Champions 2015. Entonces, ambos capitanes y estrategas se buscaron. Xavi Hernández y Andrea Pirlo cerraron dos bellas historias de entrega, pasión y talento al juego con un abrazo de dos motores que en Turín y la Ciudad Condal se echarán mucho de menos.



Clase y cabeza. Magia y orden. Los dos medios han vivido de una calidad técnica poco común, además de una visión adelantada a su tiempo para situar a sus compañeros y rivales donde querían. El dorsal 6 del Barça tuvo la despedida que merecía, saliendo desde el banquillo para poder coger la ansiada Orejona, la cuarta que esté icono (descubierto en la Masiá y re-inventado por el maestro Luis Aragonés) ya ha tenido entre sus manos. Pirlo, campeón de prácticamente todo lo que se puede ganar, hizo cuanto estuvo en su mano para que su vecchia signora se llevase el ansiado triunfo, el anhelado triplete. Andando, Andrea hace que la bola corra donde le conviene, como bien decía Riquelme, es la que no se cansa nunca. Y Pirlo dio otro clinic de colocación y paciencia. 



Pero para llegar a ese instante, hubo que pasar por una final, nervios, ilusión y cosas inusuales en otros partidos. Como que un seguro de vida de la talla de Mascherano errase en la primera defensa culé, mientras Allegri confirmaba que el catenaccio no está en el vocabulario del nuevo fútbol transalpino. La Juventus adelantó sus líneas y presionó al gran favorito. Todo el año de tapados en la Copa de Europa, los turineses se vieron tranquilos en la fase previa del día D y la hora H, preparando minuciosamente sus trampas para frenar a un equipo temible. Eso sí, en un lugar de la Mancha.... 


Andrés Iniesta... nos sobran los motivos




Saludó a la colosal y regia figura de Buffon con una discreta sonrisa. La misma que utiliza cuando controla los balones como lo hacía Zidane, dando a entender que tiene un chicle que se pega a la pelota. Lució el brazalete hasta que se lo entregó feliz a su maestro, Xavi Hernández. Significa mucho para España, Cataluña y el universo del balompié en general. Andrés Iniesta encontró a los dos minutos un hueco donde no había para aprovechar una diablura de Messi y permitir a Rakitic lanzar un fuerte disparo a las redes. El manchego creaba una nueva final y rompía todas las previsiones de las pizarras. 



Allí, el Barcelona se lo creyó y sometió a un cerco a la Juve. Buffon, siempre él, sacó manos providenciales y permitió a sus compañeros seguir creyendo. Dio la sensación de que en esos 45 minutos pudo haber un marcador más desfavorable para quienes ejercían de locales, incluso se reclamó un posible penalti de Lichtsteiner por mano. El chileno Vidal fue una paradoja en el césped, maravilloso por su energía, a la par que se jugaba una segunda amarilla a cada instante, acompañando cada acción de sus airadas protestas. La segunda parte fue completamente distinta. 



Como en tantas eliminatorias ha hecho, de donde parece tocada, la squadra sacó su orgullo y fondo de armario. Empezaron a pillar desprevenido a la zaga blaugrana, hasta que un bellísimo taconazo de Claudio Marchisio fue el germen de una jugada portentosa, donde Álvaro Morata, con ese olfato de pícaro súper-ratón que ya tenía Raúl González, estuvo en el único sitio donde no había nadie... y caía el rebote. De pronto, la noche berlinesa se cayó sobre los de Luis Enrique, a quienes se le harían muy largos aquellos minutos. 


Un kismet generoso, un karma cruel



A partir de entonces, Pogba y compañía se hicieron omnipresentes. El Apache Tévez lanzó un latigazo que hizo temblar a los dominios de Ter Stegen. La seguridad y formas elegantes de sacar la pelota (enésimo clinic de Sergio Busquets) se iban olvidando, el campeón de la Liga BBVA tenía asedios en todos los frentes. Entonces, surgió el momento del forcejeo de Pogba y Dani Alves en el área, jugada que terminó con la caída del juventino. Si el colegiado hubiera pitado penalti, poco se hubiera podido protestar. No se sancionó y la contra fue un premio al Tridente sudamericano más imponente desde los días de Maradona, Careca y Alemâo. 




Hay quien dirá que Lionel Messi no estuvo a su nivel extraterreste en la capital bávara. Sin embargo, fue una constante en los tres tantos finales del Barça. Su envenenado lanzamiento fue detenido por Buffon, una vez más, pero provocó un rechace que Luis Suárez remachó con toda la fe y rabia de la que es capaz. El uruguayo cerraba un curso que empezó con dudas y acabó reforzándolo hasta límites increíbles. Quedaba mucho aún y sus oponentes no buscaron ninguna excusa, continuaron probando, buscando esa falta o jugada a balón parado que los llevase a una prórroga. La figura de pívot de Fernando Llorente salía con ese fin de conectar un demoledor cabezazo.  




Instantes interminables que solamente concluyeron cuando moría el partido. Leo encontró el hueco cuando más le presionaban para invitar a Neymar y Pedrito a dar la última carrera de una temporada de récord. El tinerfeño fue generoso y hábil, el brasileño al fin lograba batir al portero que había venerado y al que escogía en su Play Station. Luis Enrique llevaba de nuevo a la entidad al ansiado triplete. La Juve habrá de esperar otra ocasión, pero deja la sensación de tener todos los cimientos para ello. 




El respeto presidió los saludos de dos combinados que se mostraron intratables hasta toparse el uno con el otro. Pirlo y Xavi no merecían menos. Tras la exhibición de civismo de merengues y colchoneros en Lisboa, las dos aficiones del Estado Olímpico recogieron el testigo para dar una lección de fiesta en un marco incomparable. Messi, Xavi, Iniesta y los nuevos mitos (Suárez, Neymar, Rakitic...) continuaban escribiendo en el libro que ya tiene capítulos imborrables con Víctor Valdés, Ronaldinho, Eto´o, Rijkaard, Guardiola, Koeman y otros grandes nombres. 




Gràcies Barça, forza Juve, qué grande eres, Andrés. 




FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 














ENEMIGOS ÍNTIMOS: CUARTA FINAL MADRID-BARÇA

$
0
0


Finalmente, no saltó la caja de los truenos, el Barcelona logró mantenerse con vida en el Palau, evitando pasar a la historia de la Liga Endesa como el primer conjunto al que se le remontaba un 2-0 a favor en semifinales. Previamente, cuarenta tensos minutos dieron para mucho. El Unicaja no creyó en la serie hasta la prórroga del tercer partido, pero, a partir de ahí, se hizo una formidable bola de nieve para la escuadra azulgrana, barrida del mapa en el Martín Carpena el cuarto día. Joan Plaza deja muchos ingredientes y una gran afición para el próximo año, pero el equipo malagueño debe revisar este bajón de la segunda vuelta que les ha privado de una ventaja de campo que hubiera sido logística vital para superar a unos erráticos pero siempre competitivos pupilos de Xavi Pascual.



El Madrid vio el desenlace en la comodidad del sofá. A pesar del 3-1 final en sus semis, los blancos estuvieron contra las cuerdas varias veces ante un Valencia valiente y corajudo, incapaz de rendirse al mejor juego de Europa y sus constantes bajas. Un arbitraje desquiciado el tercer día no ayudó para nada a los intereses de la Fonteta, si bien es de justicia aplaudir la impresionante campaña de los blancos, aspirantes a llevarse las cuatro copas a las que han optado este año. Pero lo que más admira de los de Laso es su florido estilo. 



Un Pablo Laso que debió tener una extraña sensación al ver el triple frontal de un Juan Carlos Navarro que, tras otro año de constantes molestias físicas, volvió a ser el hombre clave de la Némesis de los blancos. El técnico merengue ha tenido sus más y sus menos con el genial escolta. Uno y otro, al igual que los dos clubes, parecen tener una relación de enemigos íntimos. Conocernos fue un honor, seguir juntos un pecado. Todo comenzó en la Copa del Rey de 2012, liderados por un genial Sergio Llull, el Real Madrid ganaba el título en feudo de sus archi-enemigos, un brillante triunfo que ponía punto final a una sequía y dinámica en los clásicos. Una velada en la radio, el radiante míster triunfante se dejó llevar por unas declaraciones sacadas de contexto: "No creo que Navarro sea un líder"
  

"Pablo Laso puede opinar lo que considere oportuno. Lo que a mí me importa es lo que opinen de mí mis compañeros y mi entrenador". Las palabras fueron corteses pero se podía ver el hielo en ellas. Buscando la polémica mediática, al escolta culé se le presentó la crítica de Laso sin nota a pie de página. Así, pese a no pasar nada, había el germen de un pleito, La Bomba pareció tener cuentas pendientes cuando firmó uno de los partidos más memorables de su trayectoria (ver Juan Carlos Navarro que estás en los cielos) en diciembre de 2012: hasta 33 puntos para frenar a un Madrid en racha y que había devuelto a espectadores a sentarse al televisor con sus altas anotaciones.  



Sin embargo, a veces, la calidad está en encajar las derrotas con elegancias, y Laso supo hacerlo, pues rectificar es de sabios. "A mí él me sorprende muy poco. Su nivel es espectacular". Se trataba de un guiño cómplice y cariñoso, un cambio de discurso que parecía querer enterrar esa hacha de guerra. De cualquier modo, pese a que el Barcelona se vengó de la afrenta copera con una reacción espectacular, en el choque de cuartos de final que Pete Mickeal, el eterno guerrero de Rock Island, desde entonces, la paciente labor de Laso y los suyos fue sembrando los cimientos del saludable estado de la entidad blanca en la sección de basket hoy en día. 



Pérdidas como Sarunas Jasikevicius o el propio Mickeal no han sido bien suplidas, como si el fructífero binomio Creus-Pascual hubiera empezado a perder algo de chispa para reinventarse. Todo lo contrario que un Madrid que logró superar la herida de dos Final Four pérdidas de formas dolorosas, para añadir los ingredientes necesarios (Nocioni, Ayón...) sin tocar el resto de su exquisita cocina. Por el camino, quedaría la masacre de Milán (sobre todo, 20 minutos que son de eterno jolgorio madrileño y horror azulgrana, no por perder, sino por la actitud), unas semifinales que, quizás, debieron marcar un cambio de timón en la Ciudad Condal. Victorias y derrotas, siempre de la mano. Laso y Navarro son supervivientes de esas cuatro finales, donde A. Tomic ha cambiado de camiseta en el proceso, sorprendiendo por la riqueza de sus fundamentos y crispando aficiones por su carácter. 



A esta final, el Barcelona llega con síntomas de cansancio y sin haber convencido. La remontada de Spanoulis y cía en semifinales, así como sus problemas para rematar a un Unicaja que por poco provoca el colapso de la era Pascual, son suficientes dudas para enfrentarse a un leviatán que está lejos del equipo talentoso pero que llegó psicológicamente inestable a las finales de 2014 (expulsión de un Laso con tendón de Aquiles roto, Mirotic irregular y con la cabeza en la NBA, el sentimiento de frustración por la derrota en la prórroga frente a los jugadores de Tel Aviv, etc.). Los de Pascual olfatearon sangre y mordieron, pero sus despachos se movieron menos y peor que los de una casa blanca que ha recuperado la sonrisa. 



Entre otros alicientes, viviremos, tal vez, algún dardito envenenado y algún piropo entre dos individuos que deberían llevarse mejor de lo que lo hacen. Divierte pensar lo que hubiera hecho Pablo Laso con un jugador como Navarro a sus órdenes, dando licencia a la batuta del Chacho Rodríguez de abastecerle. Por su lado, acostumbrado a maestros de la táctica y el control defensivo como Pesic o Pascual, entre otros, es más que plausible que a Juan Carlos le hubiera gustado que alguno de los impresionantes rosters en los que ha estado en Barcelona hubieran tenido una fórmula donde talentos como el suyo hubieran primado sobre la disciplina. 



A partir del viernes, una nueva entrega del serial, no dejará de ser interesante, a pesar de que se presenta como el duelo más desequilibrado de los últimos que se han mantenido, con el Madrid con muchos ases en el bolsillo. Pero no se puede subestimar el corazón de gente como Navarro. Menos, ante un enemigo íntimo. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



http://www.as.com/baloncesto/foto/barca-madrid-quien-da-primero-gana/20120606dasdaibal_1/Ies



http://www.marca.com/2012/02/22/baloncesto/acb/1329924048.html



http://viveelbasket.blogspot.com.es/2014/06/el-sino-de-los-entrenadores-pablo-laso.html

UNA ISLA INDESTRUCTIBLE: EL MILAGRO DEL GRAN CANARIA

$
0
0

Fue una media hora donde todos nos permitimos soñar. El Herbalife Gran Canaria estaba disputando la final de la Eurocopa de baloncesto de igual a igual frente al poderoso Khimki ruso. Tras aquella puesta en escena que ilusionó a la isla, se escondía un año de duro trabajo, de una afición intensa, unos jugadores entregados y la soberbia dirección técnica de Aíto García Reneses, uno de los maestros de los banquillos en España. 



Entonces estalló. Tyrese Rice es un anotador de los que no se olvidan. Mucho lo ha echado en falta este año el Maccabi Tel Aviv, tras haber sido el héroe y verdugo de CSK y Madrid en la pasada F4 de Milán. Los rusos, acostumbrados a estar en citas grandes y con más derrotas a sus espaldas, supieron cuándo acelerar, dejando sentenciada la serie antes de la vuelta, firmando un colchón de 25 puntos. Demasiado para viajar con esperanza a Moscú. El pequeño y mortífero exterior norteamericano se garantizaba asimismo un nuevo premio MVP. 



Un cruel desenlace para un cuento de hadas. Hay pocos equipos en la Liga Endesa que tengan en su feudo la atmósfera que transmite Gran Canaria. Se demostró en la primera ronda, donde se lo pusieron muy complicado a los pupilos de Pablo Laso, El Gran Canaria Arena es una plaza brava donde no es extraño que se estrellen en fase regular algunos de los grandes gallitos de la competición. No obstante, estas dos eliminaciones no deben empañar lo que queda si se echa la vista atrás a su curso. 


Una temporada con los feroces mates de Walter Tavares los tiros exteriores de Levon Kendall, la sana capitanía ejercida por Eulis Báez, las presiones adelantadas ideadas por el staff técnico... Muy hermosos recuerdos que no deben olvidarse en el dolor de la derrota. Primero hay que ser capaces de llegar a finales y perder, probablemente, son los primeros compases para generar cimientos que germinarán en futuras conquistas. Y esta franquicia empuja y empuja hasta el punto de que algún día te llevarán en el devenir a conseguir un premio gordo. 



Y, quizás por encima de todo, el más bello recuerdo está en aquella noche en la que batieron 78-76 al Unics Kazán, un día donde empezaron a hacer historia, tornándose inmortales para su entregada grada. Allí certificaron su pase. Si bien no tenía a Langford, su mejor anotador, los de Kazán eran el vigente subcampeón del torneo, bien apoyados por White y Fischer. Fue emocionante ver esa comunión entre público y jugadores, una sintonía perfecta. No era el Barça, tampoco el Madrid, ni el Olympiacos... allí estaba un conjunto de recursos más modestos y piel de fajador que termina ganando combates. 



Ahora es la directiva claretiana la que deberá trabajar en los despachos para mantener lo logrado. Muchos de sus jugadores tendrán novias este verano que podrán ponerles los dientes largos. Ojalá mantengan el núcleo, porque pueden dar grandes alegrías. Quién sabe, si todos se mantienen, serían la clase de underdog que nunca quieres encontrarte en una eliminatoria de Copa del Rey o en primera ronda de postemporada. Nacho Martín y su rap ya han reflejado que hay salidas dolorosas y que pueden hacer peligrar la atmósfera y la química de un vestuario. 


El mantenimiento de elementos como el preparador físico José Falcón, o los asistentes técnicos y tácticos Israel González y Víctor García, "culpables" en un porcentaje nada desdeñable del buen rendimiento dado por algunos de los jugadores más jóvenes de la plantilla. Así, el debut de Oriol Pauli han dejado inmejorables sensaciones por su savoir faire. 



Los fichajes ocuparán su papel en esta búsqueda de mantener en la élite al Granca, es decir, seguir estando entre los 8 primeros y mantener estas épicas aventuras europeas. Para ello, que un trota-mundos como Aíto se presenta como fundamental, ya que su pizarra allana los caminos y permite a sus plantillas unas constantes rotaciones que garantizan llegar con gasolina a los decisivos meses de abril y mayo. 



El Herbalife no logró la Eurocopa, pero ha renovado sus votos de seguir intentándolo en el futuro... una isla indestructible y que respira basket.




PRÓXIMA SEMANA: GOLDEN STATE WARRIORS, UNA TEMPORADA PERFECTA. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 







http://marchadeportiva.com/index.php/tavares-y-la-historia-de-una-infidelidad/



http://www.rtvc.es/deportes/el-herbalife-gran-canaria-jugar%C3%A1-la-final-de-la-eurocopa-78-76-133360.aspx#.VX7-SPntmko

GOLDEN STATE WARRIORS: UNA TEMPORADA PERFECTA

$
0
0

Lo mejor es cuando la espera merece la pena. Daba igual el paso de las décadas, la sequía de anillos, nada de eso ha importado en este curso 2014/15. Los Golden State Warriors han revindicado que el run and gun tiene capacidad de adquirir trofeos, que un entrenador novato (Steve Kerr) puede batir a maestros en la pizarra sin que el espectador se vea tentado de usar el mando a distancia. Igual que el año pasado con San Antonio, tenemos la certeza de que los vigentes campeones de la NBA son una escuadra que mima el esférico, sin temor al triple y con esas pinceladas de fantasía que convierten a un gran aspirante en leyenda. 



Comunión total de grada y afición, Golden State ha hecho de su arena un lugar de casi inexpugnable conquista. Una parada dura para el adversario, ruidosa y entregada a su bloque, todos los integrantes de esta plantilla merecen su pedazo de gloria. Claro que siempre hay un líder, o varios. Y en la bahía tienen a Stephen Curry, película Disney en imagen real, un astro y MVP de la regular season, únicamente eclipsado por su madre e hija ante las cámaras. Para llegar a sus primeras Finales, el jugón de la sonrisa y los lanzamientos Matrix ha tenido que batir a pistoleros como James Harden. Casi nada al aparato. 



No ha sido una prueba fácil, estos seis partidos le han puesto contra las cuerdas, a él y a sus compinches, al más puro estilo Memphis, los Cleveland Cavaliers lograron robar el factor cancha y colocar un inquietante 1-2 en la serie a su favor. Igual que con los pupilos de Elvis, el cuarto día tomaron el feudo enemigo para asegurarse que nadie dudase de su cuento de hadas. Los Sacramento Kings de principios del siglo XXI y los Phoenix Suns de Steve Nash pueden estar orgullosos de sus dignos herederos, aunque, como sucede siempre, no se gana solamente con un mega-crack o corriendo mucho, hacen falta... factores inesperados. 


MVP al comodín... 



Andre Iguodala siempre ha sido un jugador muy interesante. Kobe Bryant, que de esto algo sabe, afirmó hace algún tiempo que se estaba "Pippenizando", es decir, adquiriendo una versatilidad defensiva increíble. Mucho de eso ha estado en los ajustes del staff técnico de Kerr, quienes han encontrado en este MVP inesperado (pero merecido) un factor que logrado crear complicaciones a un Lebron James de otra galaxia, pero en cada duelo más cansado y falto de ayuda. Blatt logró encontrar soluciones en Dellavedova y Mozgov. La labor de esta pareja fue encomiable, pero, igualada la serie a 2, King James precisaba de algo más para frenar un dato que aterraba en the Q: Thompson y Curry no habían coincidido aún en el mismo día. 



Era cuestión de tiempo, los Warriors lo dejaron madurar. El destino les favoreció con el rosario de lesiones en Cleveland (Varejao e Irving, entre otras, pérdidas terribles). Lebron remaba para morir en la orilla. Su extraordinaria presencia sirvió para dejar en la cuneta a candidatos como Chicago o Atlanta, pero Golden State no fue impresionable, supo aguardar los festivales de uno de los mejores físicos que ha visto nunca una cancha. Pero incluso él tiene un límite, Iguodala y los suyos supieron aguardar su ocasión. 



Hubo eso sí, vacíos inexplicables. JRSmith tiene clase, talento, velocidad y coge rachas muy buenas en ataque, pero no ha sido capaz de encontrar su ritmo cuando más lo hubieran implorado los Cavaliers. Fenómeno para la cábala es el ostracismo de Perkins, ¿el taciturno center no hubiera sido provechoso, cuanto menos, para algún palo de rigor y hacer trabajar un poquito más a Andrew Bogut, espléndido curso del australiano, y cía? 



Es bonito ver a figuras como David Lee o Leandro Barbosa pudiendo adornar su palmares con una de las piezas más codiciadas por toda aquella persona que haya saltado alguna vez a botar y lanzar un balón. Golden State empezó a tener la mirada del tigre, Rocky dixit, el quinto día, ese duelo bisagra (mucho más ahora que se ha abandonado el formato 2-3-2) donde Curry y Thompson lograron enchufar triples imposibles ante la decepción de un Lebron que llevó a los suyos en volandas hasta el último segundo (y cuánto se le pega, por favor).



Un sexto era inquietante. Sin embargo, fue la culminación de Kerr (a quien honra su gratitud al hoy defenestrado Mike D´Antoni, maestro de aquellos Suns que engancharon a una generación a verles de madrugada) y sus pupilos. Una partida de ajedrez de madurez; recuerden que en el juego de los reyes, poco hay más difícil que ganar un partida ganada. El colchón del tercer cuarto se antojaba decisivo, pero allí volvería Lebron a enseñar los colmillos. En el Oracle Arena se veía desde una pantalla gigante, supieron sufrir para luego festejar. Iguodala se metía en los libros de historia, Curry y Thompson empezarían a ser mencionados junto a nombres como Ray Allen o Reggie Miller...



Incluso guerreros incombustibles como Draymond Green (qué bien le enseñó Jermaine O´Neal, qué futuro se le antoja) parecían conmovidos, lo mismo que Barnes, cada miembro de esa familia improvisada tendrían una anécdota para sus nietos. Estuvieron en la victoria de aquella noche memorable en Cleveland, ciudad que ya merece el anillo por las muchas veces que lo ha rozado. Pero tendrán que aguardar, pues este ha sido el año perfecto e inmaculado de los Warriors. Un cuento de hadas con final feliz.



PRÓXIMA ENTRADA: KEEP CALM: EL PÓKER DEL MADRID DE PABLO LASO



PD: Al blog no le ha pasado inadvertido la épica medalla de bronce de la selección femenina, éxito que desmenuzaremos con la atención que merece dentro de dos semana.



RECOMENDADO:



Ya está a la venta el número 270 de la revista oficial de la NBA, el cual conmemora y dedica muchas páginas a la épica conquista de Golden State.



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:


http://abcnews.go.com/Sports/andre-iguodala-key-golden-state-warriors-nba-championship/story?id=31819547



https://www.pinterest.com/pin/119978777546700501/




http://www.twincities.com/sports/ci_28299306/nba-finals-warriors-go-small-and-rout-cavs

KEEP CALM: EL PÓKER DEL MADRID DE PABLO LASO

$
0
0

Hay un viejo dicho en el póker. No se trata de quejarse de las cartas que tienes en la mano, sino de determinar qué hacer con ellas. A estas alturas del año pasado, Pablo Laso estaba en el punto de mira de todo el entorno mediático del Real Madrid. Expulsado en el cuarto partido del Palau Blaugrana, su lesión en el tendón de Aquiles agravó la imagen del técnico, sacado por sus ayudantes de una derrota que certificaba que el excelente juego merengue de todo el año iba a acabar "solo" con una Copa del Rey. Era el momento de romper la baraja para muchos. Pero, que den gracias los madridistas, hubo voces que se lo tomaron con calma. 



Más allá del dolor de la ausencia del éxito, sendas finales perdidas tenían su explicación. Tyrese Rice había jugado como muy poca gente podía hacerlo en la Final Four de Milán. El Maccabi Tel Aviv había, en un partido casi perfecto de la pizarra de Blatt, precisado de una prórroga y a su MVP al 100% de su capacidad para abatir a la escuadra más vistosa de las canchas del Viejo Continente. En Liga, el Barcelona precisó de una metamorfosis brutal de la pésima imagen dada en Italia frente al Real, aprovechando también admirablemente las disidencias entre Pablo Laso con algunas estrellas como Mirotic. Y esa ha sido la primera clave del póker, un divorcio que benefició a ambas partes. 



Mirotic ha disfrutado de un gran año en Chicago Bulls, es un novato NBA de increíble proyección y en una franquicia puntera. El Madrid, por su lado, ha encontrado más recursos y figuras como el eterno Felipe Reyes se han revindicado. Añadidos como Rivers (sus triples han sido una daga constante para los esforzados oponentes) han podido lucir más en un juego de bloque, impuesto con sabiduría por Sergio el Chacho Rodríguez, mago a quien empieza costar encontrar adjetivos calificativos. Su canasta desde su casa en el mejor momento del Barcelona en el Palau tuvo una hondura psicológica que no puede ser subestimada. 


Conviene detenerse en ese punto. La mentalidad. Este Madrid ha sido un pelín menos efectista que los últimos tres años, pero no se ha debido tanto a un cambio de estilo como una gestión de esfuerzos. Los blancos eran conscientes de que en mayo y junio se determinan las guerras y se ponen las notas. Han aguardado. Le importaba poco al staff técnico que Andrés Nocioni tardase en encontrar acomodo. A él lo habían contratado para la F4 en la capital española y los Playoffs. Su Big Three con Ayón y Reyes ha sido la de tres guerrilleros bajo tableros, nunca exentos de clase. Solamente el Valencia logró equilibrar la balanza de coraje. Es decir, por primera vez, el Real tenía artistas que lo seguían siendo, pero Laso lograba añadir a su mazo original (sin renunciar a él, porque el sello lo ponen Rodríguez, Llull, Carroll y Rudy) lo que faltaba antes. 



Una lástima que los asistentes del técnico español, a quien tanto debe el cambio de una sección que naufragaba en el estrés postraumático de la era Messina (magnífico técnico de mal rendimiento en Madrid), fueron los chivos expiatorios que salvaron la cabeza de Laso. Con todo, ellos también merecen ser citados como "culpables" de estos cuatro títulos. No menos que esos ojeadores de Estudiantes y preparadores que la casa blanca ha sabido captar con mucha inteligencia. Alberto Herreros jamás fue tonto en la cancha, fuera de ella, se maneja igual de bien en los despachos. 




Todos hemos mordido el anzuelo este curso. El Madrid era menos favorito, pero estaba en los quinielas. Han ido más relajados. Les ha salido a pedir de boca. Su Copa del Rey, ganada en una épica final frente al Barcelona, fue lograda con el esfuerzo que exige tomarse con calma los siguientes compromisos. Se supo aguantar la embestida al liderato del Unicaja (qué prometedor inicio de los de Plaza, qué cansancio al final), logrando robar la ventaja de campo en todas las series cuando contaba. Así ha sido este año la estrategia de uno de los mejores equipos de la última década en Europa, ser importantes cuando cuenta, estar en el escaparate el día que se abre la tienda.


Las únicas dudas que se otean en el horizonte son los cantos de sirena que llegarán a algunos de sus baluartes. Sergio Llull, quien prácticamente aniquiló cualquier esperanza del Barcelona el segundo día de la Final, y Houston parecían tener cuentas pendientes, pero, acabadas las finales, el jugador confirmó que seguiría en el equipo donde ha explotado. De igual forma, Felipe Reyes se niega aún irreductible a poner el broche de oro a su trayectoria. Seguirá dos años más, respiran los tableros madridistas, sudor frío en los rivales para la captura de rebotes.



Ahora, igual que antaño había ocurrido con escuadras como Olympiacos o Barcelona, serán ellos la referencia. El campeón brasileño quiere medirse al Real Madrid, la NBA querrá llevar sus giras allí, escuadras como Fenerbace o Maccabi planificarán sus rutas en Euroliga teniéndoles como parada obligatoria en el camino. ¿Algún debe? La mala adaptación de Campazzo, pero poca cosa más. El incendio del verano pasado ha terminado y no ha sido ningún farol, las promesas de Londres y la Lombardía se han cumplido.



Éxito que también avala a tipos que generan química en el vestuario como Mejri o Slaughter, quienes parecen sentir el escudo como pocos. Ingredientes imprescindibles para hacer un póker que el resto de aficionados solamente podemos ver con envidia. No sé si impresiona más la cantidad de títulos obtenidos o la forma en la que los han logrado. Felicidades.



PRÓXIMA SEMANA: LAS MUERES SABIAS (II PARTE, EL BRONCE MÁS DULCE): 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



http://www.marca.com/2015/05/13/baloncesto/final-four/1431502703.html



http://www.mundodeportivo.com/baloncesto/euroliga/20150414/102833146185/carroll-mejor-ganar-en-tres-que-en-cinco-partidos.html



http://elprogreso.galiciae.com/noticia/408088/el-real-madrid-se-corona-con-la


LAS MUJERES SABIAS (II PARTE): UN BRONCE QUE SABE A ORO

$
0
0


Ha sido el sendero correcto. Da la sensación de que estas chicas han aprendido a competir. Siempre dan la cara. El bronce que la selección femenina de baloncesto se fabricó en una épica lucha contra Bielorrusia empezó a fraguarse en su derrota ante los Estados Unidos en el Mundial. Están empezando a dejar de ser noticia. Que se metan en el podio es normal, también que lleguen lejos. Garantizan la competitividad, triunfen o no lo logren, el espectador sabe que está ante 40 minutos de honestidad en la cancha. Eso no tiene precio. 



Las pupilas de Mondelo demostraron estar sedientas, solamente así se explica su exhibición en la segunda mitad que marcaba el epílogo de un torneo largo y exigente, como suelen ser los Eurobaskets. Se otean Olimpiadas en el horizonte y, sin querer poner ninguna presión añadida a un equipo al que no se puede pedir más, parece que se puede seguir subiendo el listón. La generación de Alba Torrens ha dado una alegría más, lo cual no debe hacernos caer en el error de pensar que esto ha dejado de ser excepcional o motivo de alegría. 



Lo que no debemos olvidar en este nuevo hito es la ausencia de Sancho Lyttle, la jugadora clave en pasados campeonatos, una mujer que marca distancias en los tableros con su mera presencia, una inyección de moral para sus compañeras. Repetir medalla sin alguien así en nómina habla de carácter de bloque y orgullo infinito de una plantilla que no busca excusas, porque encuentran soluciones. 


"Ahora podemos seguir soñando". Palabra de Torrens, tras unos fatídicos cuartos de final, resultó el momento de alegría que permitió aspirar a la fase final de la competición. Marta Xargay se consagró ese día como una de las anotadoras clave en los momentos donde las manos tiemblan, permitiendo un 75-74 que supo a gloria. Torrens, 28 tantos, fue reconocida en el Quinto Ideal, acompañada por la francesa Gruda, Dumerc (Francia también), Petrovic (Servia) y, MVP de este Eurobasket celebrado en tierras húngaras y rumanas, Ana Dabovic. 



Solamente las francesas pudieron cortar un ritmo de victorias que empezó muy bien en la preparación y se confirmó en la Europa oriental. En un partido cerrado y a pocos puntos (63-58), la escuadra blue logró el billete a la disputa del oro, aunque la Serbia comandada en el banquillo por la hija del mismísimo Boza Maljkovic, uno de los grandes zorros de las canastas. En definitiva, un Eurobasket que ha reforzado su importancia y ha dejado partidos para el recuerdo. 



A fin de cuentas, fue un duelo intenso con cuentas pendientes, ni unas ni otras olvidaron la eliminatoria de 2013, aunque, en esta ocasión, fueron las galas quienes se llevaron el gato al agua. Luchas como la mantenida por Silvia Domínguez con Cata-Chitiga escenificaron una guerra de guerrillas con la gloria en juego. Ambas selecciones pusieron argumentos de su acreditada capacidad de sufrir y explotar las rentas. 


Aunque para explosión, las exhibiciones de una Anna Cruz que ha sido un referente increíble para su staff técnico. Ha dado ese salto de calidad que solamente tienen algunas personas con daimon para el basket, de hacerse más grandes cuando la situación se hace más brava. "Espero que nadie nos baje del podio", afirmó la escolta barcelonesa, mostrando ese carácter inconformista que caracterizan a los de su clase. 



Tal vez, el mejor momento de Cruz vino en cuartos de final. Su 2+1 a segundos del final fue una bocanada de oxígeno cuando más asfixiaban las rivales. Bien estaba lo que bien comenzaba, no en vano, la defensa del título de 2013 comenzó con una contundente victoria ante un país de la tradición y riqueza baloncestística de Lituania (72-58). Astou Ndour presentó en aquel brillante inicio su tarjeta de presentación como digna heredera de Lyttle. Y así podíamos hablar 40 párrafos de un roster solidario y sin egos.  



Como dijimos ayer, estas mujeres sabias saben muy bien a dónde van... y nosotros encantados de disfrutarla en una cancha.  



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 











CUANDO FUIMOS LOS MEJORES: DECADENCIA DE UNA ERA DORADA

$
0
0

Fue una mirada perdida y con un punto de nostalgia. Juan Carlos Navarro no está acostumbrado al banquillo. Mucho menos, vestido de civil. Para un símbolo del Barça, pocas cosas podía haber peores que aquello. El Real Madrid de Pablo Laso estaba arrasando en las Finales de la Liga Endesa, con la Bomba lesionado. Pero la magia del Palau permitió soñar con la remontada hasta el último cuarto, donde, nuevamente, los blancos certificaron que en la actualidad son la mejor escuadra de Europa. Entonces, el capitán tuvo que ir a recoger el premio de subcampeón, lo hizo con decoro y sin adornos.  



Todo comenzó con un chaval que se inventó un tiro para que no le taponasen los grandotes que jugaban contra él. Un pillo de lanzamiento heterodoxo a quien los entrenadores (a Dios gracias) no pudieron corregir la mecánica. La criatura prometía, porque estuvo años sin perder en categorías inferiores azulgranas. Lo decía con cariño y admiración Joan Plaza hace algún tiempo: "No me sorprende. A mí Navarro me lleva jodiendo mucho tiempo". Bozidar Maljkovic también lo resumía así: "Es un chico muy educado. Me saluda siempre antes de los partidos. Luego me mete más de 20 puntos"



Ahora, los que ganaban eran otros. Antes, eran él, Sasha, Saras, Pau y Pete, entre otros. Hoy, se habla del Chacho, Rudy, Felipe o Llull. ¿Pensó Juan Carlos en algo que había pasado hacía apenas 365 días? Fue una fotografía para el recuerdo, celebrando con sus niñas una nueva Liga. Pablo Laso, enemigo íntimo por quien parece sentir una mutua admiración-rivalidad acrecentada, expulsado mientras él, ya no capaz de anotarle más de 30 puntos a los vigentes campeones de Europa, siguió dejando un recital de pases y toques de caviar. Tal vez, debió ser su último tango como blaugrana. Epi, otro símbolo, pudo despedirse con un nuevo trofeo, Juanqui se lo hubiera merecido asimismo. Él quiere seguir, pero este proyecto y esta década, más que prodigiosa, parece haber tenido el más cruel de los finales. 



 Más de 500 partidos con el Barcelona. 3 títulos de 4 posibles en 2010. Ninguna temporada en blanco hasta este año. Lo que ha hecho Xavi Pascual con el Barcelona no puede ser olvidado con facilidad. Ha sido un entrenador poco amigo de protagonismos, pero cumplidor al máximo, gran táctico y de modales exquisitos con el contrario (el propio Olympiacos le agradeció en su web que fuera a felicitarles al vestuario tras privarle a él y sus pupilos de otra F4). 


Sin embargo, como decía Carlito Brigante, con los años no cambias, solamente pierdes impulso. Es muy fácil criticar al técnico renovado hasta 2017, también cuestionar a Creus, porque han fallado mucho los últimos tres años. No obstante, olvidar lo que han hecho sería peor, ingrato y ventajista. Años donde el Barcelona impuso su hegemonía, una que Guillermo Ortiz, maravilloso cronista y fan del Estudiantes, resumía con un mítico: "Hay que ver la guerra que el Barcelona nos ha dado a todos estos últimos quince años". Pero los generales se cansan, especialmente los que han ganado muchas batallas. Creus y Pascual deberían recordar que una retirada a tiempo puede ser un gran éxito. 



A veces, era el incipiente Unicaja. Otras, el aguerrido Bilbao. En muchas, el bravo Baskonia, todo un modelo de competitividad. Pero los que nunca cambiaban eran los culés. Parada obligatoria para conquistar Europa: el Palau. Copas del Rey, Supercopas y Liga, la Ciudad Condal imponiendo una hegemonía sobre un Madrid que contaba con Messina, Garbajosa, Felipe y otros grandes jugadores. Un Barça que no enamoró como ahora lo hacen los de Laso, pero que hacían a puristas como Manel Comas afirmar que eran las escuadra más trabajada del Viejo Continente. Un tal Dirk Nowitzki le daba la razón por twitter, viendo el recital de Ricky Rubio y los suyos en una final de la Liga Endesa. En este presente de decadencia, los que ganan son otros. 



Ha sido el chiste fácil. Piqué dio una bala con Kevin Roldán y la afición rival ha respondido a la primera. Ante Tomic, contigo empezó todo. Creo que no hay que tomarlo más allá de lo que es, una broma, nada hay que responder a una coña. De hecho, el croata ha sido de lo más potable de los azulgranas, especialmente el último día. Pero da igual su renovación en vísperas del duelo, el fino pívot no tiene el carácter de Pete Mickeal ni del Chapu, eso es imposible. Cuando se ficha a Ante, sabes con qué piezas cuentas. El gran pecado de los despachos no es ficharlo, es haber sido incapaces de darle un acompañante en ataque y en defensa que sea su complemento, alguien con garra y que pueda infundirle vergüenza torera a un talento que parece de vuelta de todo. 



Esta plantilla, si bien con cosas positivas, ha quedado huérfana de esas referencias. No se olvida a un Rubio o a un Jasikevicius con facilidad, tampoco la honesta defensa de Sada, pero el bajón de Marcelinho en todos los sentidos se ha visto acrecentado con las intermitentes aportaciones de Satoransky. Si no tienes quien te marque el juego, se complica todo. Doellman y Hezonja tuvieron sus momentos en postemporada, pero parecían intrépidos y estimables guerrilleros independientes (y con el corazón en la NBA) en un conjunto que no lo parece. Da la impresión que hubo que poner un monumento al equipo del año pasado por ganar con mérito la Liga 2014 y, acto seguido, remodelarla casi al completo por el ridículo hecho en Milán. Se puede perder de 100, pero no dando la imagen de esas semifinales. Todo el aura conseguida con las buenas participaciones previas en Europa se difuminaron ante el eterno rival y el Barça debe alcanzar una redención que merece, pero no se va a lograr si en las altas esferas del club se afirma que no pasa nada. Sí pasa, el Madrid lleva varias temporadas compitiendo mejor, el Olympiacos igual y varios otros más. El escalafón en la élite de los de la Ciudad Condal ha bajado varios peldaños. 



Las glorias pasadas son tentadoras y serán recordadas. Pese a ello, hay más que suficientes retos para encararlos con humildad y hambre. El Barça debe dejar de mostrar cara de póker y admirar (sí, admirar) el modelo que han hecho los de Pablo Laso. También las lecciones de pundonor de los del Pireo, o la nobleza de espíritu de un Valencia que, diezmado, dio mucha mejor imagen que él ante los blancos. Da igual un nuevo año con el casillero de trofeos a cero si te dan pasos para avanzar. Calma puede haber para encauzar la nave, lo que molesta es que se insista en que no hay tormenta cuando suenan los truenos. 



El Palau quiere revancha (nos gusta ver a los mejores en junio), pero, para lograrla, hay que admitir que estos últimos meses nos han hecho mucho daño. 



PRÓXIMA SEMANA: ¿CONDENADOS A LA AUTODESTRUCCIÓN? VERDADES Y MENTIRAS SOBRE EL BIPOLIO 


http://www.abc.es/deportes/baloncesto/20130620/abci-juan-carlos-navarro-eurobasket-201306201837.html



http://www.marca.com/2014/12/17/baloncesto/acb/1418833700.html



https://www.google.es/search?q=ante+tomic+contigo+empez%C3%B3+todo&espv=2&biw=1242&bih=566&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ei=wIGOVdW5HYfrUqTpm8gO&ved=0CAYQ_AUoAQ&dpr=1.1#imgrc=sQWCuGJ9WsEKAM%3A


¿CONDENADOS A LA AUTODESTRUCCIÓN?

$
0
0

Existen pocos jugadores que respete más que Juan Antonio Corbalán. Base adelantado a su tiempo, símbolo de la selección española, admirado icono del Real Madrid, el doctor es una de las cabezas mejor amuebladas que han pasado por nuestras canchas. En su excelente biografía, El baloncesto y la vida, solamente hay unos pasajes que siempre me han hecho torcer ligeramente el gesto: "Otra vez que no nos pillan". Una especie de cábala que los veteranos del Real Madrid de basket tenían en finales de los 70 y comienzos de los 80 para afirmar que, pese a que fastidiase a muchos, su mítico club seguía en el candelero. No me incomoda su orgullo, pero si el subtexto que, astutamente, el sabio Corbalán quiere dar a entender con aquello. 



Para comprender la revolución que aconteció con la ACB, hay que hablar de los primeros años del deporte que tanto nos gusta. Y, en España, eso exige hablar del Madrid. Sin duda, el equipo más potente de aquellos primeros compases, únicamente inquietado por el emergente Joventut o sus incómodos y carismáticos rivales del Estudiantes. Con Saporta manejando el organigrama y Pedro Ferrándiz, zorro de los banquillos hispanos y miembro del Hall of Fame, los merengues se atiborraron de Ligas y Copas de Europa, cimentado maravillosas rivalidades continentales contra el Varese italiano o el futuro CSK de Moscú. 



Una serie de éxitos que dieron un aura a la sección que todavía hoy conserva, cimentada con un fuerte carácter ganador, trasmitido a las nuevas generaciones, de Cabrera a Corbalán y del doctor a Iturriaga. Cómo no, tantos éxitos, llevaban aparejada asimismo una dosis de cierta soberbia, ejemplificada en la única Liga que perdió Ferrándiz en los bancos, por culpa del Estudiantes, quien mandó la Liga a la Penya con su éxito. En vez de pensar que era una mancha minúscula en su brillante hoja de servicios y sonreír, Ferrándiz quiso convencer a Saporta de echar a toda la plantilla. El Madrid de basket ganaba casi siempre, pero, cuando no lo hacía, reaccionaba con una mezcla de sana autoestima y otra de una nada disimulada conciencia de superioridad sobre el resto de competidores. 



Hasta ese momento, el Barcelona había contado bastante poco. Descenso y desaparición de la disciplina en el club, no fue hasta mucho después que los blaugrana se pusieron al día. Eso sí, lo realizaron contratando a las personas idóneas. Ranko Zeravica fue una pieza angular de la modernización que necesitaban las canastas culés (ver Ver El Barça de Epi se gradúa en Europa), necesitadas de orden y métodos nuevos. Aunque hubo decepciones constantes como la maldición en la Copa de Europa (agravadas por el brillante CV de su Némesis blanca en esa parcela), el Palau se convertiría en el aspirante que termina abrochándose el cinturón de campeón. En demasiadas ocasiones para que al resto le gustase. 


Se trataba del inicio de lo que fue llamado el Barcelona de Epi, unos años donde una sabia combinación de jugadores nacionales (Solozábal, Flores, Jiménez, etc.) y agudos fichajes (especialmente, Audie Norris) dieron un vuelco al panorama de antaño. Pero, igual que el Madrid había tenido sus fantasmas, no pocas voces, incluso algunas muy cuerdas, señalaban con el dedo el traslado federativo y a figuras como Eduardo Portela, gran cabeza visible de la naciente ACB, acusado de dejarse llevar por sus orígenes y ser pro-Barça. Antaño, se decía lo mismo del franquismo y el Real... 



Las crónicas y los pocos vídeos que quedan nos hacen sospechar que Brabender o Luyk eran mucho más relevantes para dominar Europa que el régimen dictatorial de Francisco Franco, quien no era precisamente una figura admirada en el Viejo Continente. Muchos rivales, entre ellos el Barcelona, crearon una sensación de competir contra todo un sistema que quería que los blancos ganasen a cualquier coste. Eso ha ofendido mucho a sus protagonistas y es una decepción muy lógica. Además, acomoda a los oponentes en un victimismo complaciente que justifica las derrotas y no invita a mejorar. 



Lo que nunca será admitido a nivel popular pero sí expuesto con mucha gracia y tino en voces tan interesantes como Guillermo Ortiz, en su espléndido libro Historia de una rivalidad, si bien esos bulos eran infundados por teorías judeo-masónicas, era evidente que el Real Madrid fue enseñoreado como una bandera y propaganda de un país. El motivo resulta muy lógico. Franco y su sistema podían presumir de muy poquitas cosas. Sin embargo, aquella escuadra de basket tenía excelentes jugadores y significaba mucho para los emigrados de otros lugares, independientemente de su ideología política. Fueron el único club con programa propio en televisión. Santiago Bernabéu supo verlo mejor que nadie cuando viajaba con esos muchachos a los que trataba con una mezcla de paternalismo y atávica autoridad: "Solamente os pido que recordéis que hoy jugáis para gente que solamente tiene al Real Madrid. Haced que se sientan orgullosos"



Y esa conciencia de ser grandes les ha acompañado siempre. Por eso creo que, incluso a gente tan culta como Corbalán, les cueste ver que Epi y sus compañeros de generación lograron cumplir un cambio de hegemonía. Hasta 4 ligas consecutivas que hicieron al Palau acostumbrarse a celebrar y a descubrir que aquella bestia blanca que pasaba por encima de ellos era humana. La llegada de un madrileño como Aíto García Reneses supuso encontrar a un entrenador que era un estudioso del juego. No solamente él, pero el maestro Reneses fue el primer en introducir conceptos como las rotaciones largas, muy criticadas en su día, absolutamente copiadas hoy por cualquier aspirante a hacer grandes cosas. Quizás no se les pillase siempre, pero el Barcelona aprendió a competir, solamente la legendaria Jugoplastika impidió que la felicidad en la Ciudad Condal fuese completa. 



Indiscutiblemente, el cambio de sede benefició en los despachos al Barça, como Saporta bien había demostrado en los años de poder federativo en la capital, eso podía dar muchas ventajas logísticas. Hubo momentos para el amargo recuerdo, tal como la muy evitable selección del colegiado Juan José Neyro para el quinto encuentro entre Barcelona y Madrid en el Palaul, la liga de 1989 en juego. Neyro tenía muchos años de servicio y calibre internacional como colegiado, pero era una malísima elección porque Drazen Petrovic, estrella del Madrid de Lolo Sainz, le había escupido e insultado gravemente en un encuentro que le dirigió entre selecciones. Casualmente, el Real perdió a su quintento inicial por faltas, mientras que Aíto se frotaba las manos. Años atrás, Corbalán rescataba para su libro un vergonzoso intento de agresión que sufrió en el Palau, todo añadido por las amenazas de un delegado con sueños de poder que le acusó por haber exagerado y usarlo en su beneficio (naturalmente, una exhibición de señorío y preocupación por un deportista agredido injustamente por parte de este simpático personaje). 



Tampoco fueron mancos los incidentes de 1984, en este caso en la capital española, donde un codazo intencionado de Iturriaga calentó a Mike Davis, iniciándose una vergonzosa tangana en un partido de alto voltaje, donde el Barça se negó a acudir al duelo de desempate como señal de indignación. Miserias que uno y otro bando podían emplear para esa camino de autodestrucción, sin embargo, la década de los 80, más que un juego del corre que te pillo, fue también la de un cambio generacional justo y necesario. Lenta pero paulatinamente, los chicos del Real, encabezados por un tal Fernando Martín que se haría un único, pidieron la independencia de sus tutores y limpiaron las telarañas de los viejos muebles. 



De repente, aquellos baloncestistas en el puente aéreo destacaron por tener de madrugada a todo un país por la plata de los Ángeles, mientras que sorprendían a los periodistas por no contestar con monosílabos, tener las cabezas bien acolchadas y valorizar sus estudios, desmontando la imagen de deportistas cabeza-huecas. Iturriaga podía picarse un día con Largato de la Cruz o Chico Sibilio, pero en verano corrían a juntarse para una merecida juerga. Esa extraña comunión sin asperezas explica el sueño de aquella noche estival en California, donde los españolitos con maleta al estilo Paco Martínez Soria (Fernando Romay dixit) se cambiaron en un vestuario cuyas taquillas ponían nombres como Magic Johnson o Kareem Abdul Jabbar. 



Una buena onda que lleva a sospechar que, en fondo, son más parecidos de lo que quieren decir. Por eso, aunque el Madrid quiera ningunear su vecino Estudiantes, en el fondo sabe que lo necesita y que debe tomar lecciones de cómo mima a su cantera, la cuida y la forma. De igual manera, más allá de ese afán de ser más que un club y querer imbuirse de aspectos alejados al deporte, el Barcelona debe admitir que la Penya de Villacampa (ver artículo Aquel tercero en discordia) y los Jofresa logró esa F4 que se le resistió mucho más a los culés (hasta 2003).  


Y es que un pecado que comparten ambas instituciones es uno muy similar al que tienen Lakers y Celtics. Quieren monopolizar finales porque son muy buenos y dan audiencias. No en vano, estos cuatro últimos años han sido Madrid-Barça en tetralogía, 2-2 de balance. Sin embargo, no se puede hacer otra cosa que aplaudir a Unicaja, Valencia, Baskonia, Gran Canaria, Cajasol, Bilbao... Ellos son los que provocan que todo tenga interés. La peor amnesia de Barça y Madrid, incluso entre ellos mismos, es olvidar la necesidad de venerar al adversario para darle significado al éxito o al fracaso. 



Los culés nos vemos ahora tentados del botón de la auto-destrucción en pleno auge del Madrid de Laso. Se detectan comportamiento y soluciones forzadas que el Madrid tuvo en aquellos años donde hubo tiranía en las canchas. Bastante más que lo que pudiera hacer Portela para sus detractores, Jasikevicius, Rodríguez, Bodiroga, Fucka, Karnisovas, Djordjevic, Dueñas, Fran Vázquez y le ilustre cía fueron la causa de un conjunto asiduo a finales. Un sector del madridismo odiaba al Barça como el niño mimado de la ACB, pero ni lo comprendían ni disfrutaban de su juego. Ahora, una parte del auditorio blaugrana quiere sublimar fracasos y hacer de menos a uno de los equipos que mejor han jugado nunca en la Liga Endesa. 




También admito que me enervan mis colegas de Can Barça que quieren que los dos Sergios (Rodríguez y Llull) se vayan a la NBA. ¿Habrá algo más bonito que ser capaces de darle revancha al Madrid de Laso con esos dos monstruos en pista? También, sé de buena tinta que habrá sectores merengues que moverán la cabeza con reverencia cuando Juan Carlos Navarro cuelgue las botas. La Bomba ha sido una pesadilla para la capital, pero, además de un símbolo de la selección, un maestro para los de Pablo Laso, junto con Spanoulis y Rice, han sido los mentores de la bestia competitiva que son hoy. 



Y es que el éxito de uno no debería propiciar al otro a la autodestrucción, sino servirle de estímulo. 
















  

Viewing all 226 articles
Browse latest View live